El Karate, freno al acoso infantil (4)

12.- GESTIÓN DE LA COMPETICIÓN 

La competición no es mala. La competición mal enfocada es mala. El “ganar a toda costa” es perjudicial. Para la competición sana es necesaria la ayuda en el desarrollo personal de los karatekas. Como educadores debemos saber “a qué juego estamos jugando”.

Imagen Kiran Bahra

Distinguimos dos tipos de juegos, finitos e infinitos. Si nuestra idea de entrenar y competir es sólo para ganar y sólo enfocada en el campeonato (juego finito), es muy probable que tengamos más días malos que buenos. Esto mismo se aplica al entorno académico.

Si nuestro único objetivo es que saquen buenas notas o que mi clase o centro tenga buenos informes de calidad educativa, estaremos perdiendo una oportunidad para llegar mucho más lejos en el desarrollo de los jóvenes.

Debemos ser conscientes de que el desarrollo personal de los niños se beneficia de diversos tipos de formación: académica, deportiva, artística, emocional. No nos centremos únicamente en la nuestra. Como educadores, nuestro trabajo va orientado a formar personas, tanto a los que llegan como a los que no. Y es fundamental hacer llegar esta idea a padres y madres: sea o no un ganador de competiciones, tu hijo o hija es una persona en formación y crecimiento.

La competición es un elemento necesario en el deporte. Y es habitual que durante la misma tanto entrenadores como familiares se muestren más activados. Si no canalizamos bien esa energía, es probable que se convierta en agresividad y posteriormente en violencia.

Durante su entrenamiento, y en especial en la competición, los hijos no necesitan otro entrenador o padre que les corrija o les incite a “ser los más listos” o “pasar por encima del rival”. Esto nos lleva a promover la ley del más fuerte, lo que transforma la competición en una jungla, y no es sinónimo de espíritu competitivo.

Se puede, y se debe, enseñar a competir y esforzarse siendo honesto y respetuoso. No vale todo. Sí es necesario que padres y madres les refuercen y animen a divertirse. Es clave al acabar la práctica deportiva que se incluyan preguntas a los niños/as del tipo: “¿qué tal te lo has pasado?”, “¿te has divertido?” o “¿qué has aprendido hoy?”.

Queremos lograr que la competición sea su espacio de aprendizaje y compartirlo con ellos. En una competición o examen encontramos distintos tipos de dinámicas relacionales en las que, si no se gestionan adecuadamente, se convierten en factor de riesgo de violencia.

A continuación, se describen los distritos tipo de relaciones y de agentes implicados. En primer lugar, padres e hijos/as. Si comenzamos a observar que uno de nuestros alumnos cambia su conducta en relación a las competiciones o los exámenes de cinturón comportándose de forma evitativa, un recurso que podemos utilizar es indagar qué piensan los padres de aquellos karatekas que no ganan campeonatos o suspenden los exámenes de cinturón.

¿Cómo está afectando al rendimiento deportivo de sus hijos/as la reacción de los padres si conciben como “fracaso” el no ganar o suspender?, ¿dejarán de competir o presentarse a exámenes?, ¿podrá comenzar a aislarse y querer dejar el kárate?, ¿es posible que comience a ser el blanco débil y por tanto, objeto de maltrato?

Y la otra cara de la moneda, ¿qué dicen los padres del niño o niña que pierde cuando su hijo/a gana?, ¿qué efecto tiene que se minusvalore a un compañero en los ojos del ganador?, ¿generará esto una relación de desigualdad como la del acosador-acosado?

Y más aún, ¿qué pensará el o la ganadora cuando pierda y sus padres lo vean perder?, ¿dejará de competir por miedo a perder?

En segundo lugar, esto es igualmente aplicable a la relación con los árbitros, otro elemento indispensable de las competiciones. Entre las funciones parentales no está la de irritar al equipo arbitral, y menos en presencia de los jóvenes, porque su labor queda desautorizada.

Si los padres inciden en estos comportamientos, sus hijos los normalizarán y puede que los acaben imitando. En el fondo estamos hablando de caldo de cultivo para conductas de violencia que quedan reforzadas por figuras tan importantes como son los padres.

Esta normalización de comportamientos vejatorios enseña a los niños que es aceptado burlarse de otros, que generalmente no serán los árbitros o entrenadores por ser adultos, pero sí podrían ser otros compañeros. El encargado de gestionar tal relación es el entrenador.

En tercer lugar, otra relación clave durante la competición es entre padres y madres de equipos rivales o del mismo equipo. La competición no debe convertirlos en hinchas radicales. ¿Cómo orientarles cuando observan a su alrededor a otros padres y madres que faltan al respeto al árbitro, a los rivales, al entrenador (tanto si son del mismo equipo como si son del rival)?

Es necesario que os pongan en conocimiento de los hechos y transmitirles que no se contagien de esas faltas de respeto. En ocasiones, incluso, pueden ayudar a que se mantenga la calma hablando entre ellos, por ejemplo, entre padres de un mismo equipo al hablar del campeonato.

En cualquier caso, no es admisible que miren para otro lado o que justifiquen actitudes violentas, vengan de donde vengan. En resumen, de los que estamos hablando constantemente es de que si la reacción ante el fracaso por perder o suspender el trato a los árbitros o entrenadores que no pasan a nuestro hijo o hija a la siguiente ronda o la relación que se pueda establecer entre padres de hijos “ganadores” y padres de hijos “perdedores”, es violenta (insultos, gestos despectivos, gritos) y no recibe una consecuencia que la finalice, los karatekas aprenderán que ese maltrato es aceptado y si encima, el maltrato consigue lo que persigue, entenderán que es un medio de solución de conflictos.

Por último, además de las relaciones entre los agentes antes descritos, otro aprendizaje al que se exponen los jóvenes karatekas en la competición tiene que ver con la tolerancia a la frustración y la ira o la tristeza por haber perdido un campeonato, la envidia porque el ganador/a sea con compañero del dojo, la gestión del miedo y la ansiedad antes de los eventos. ¿Cómo vamos a ayudarles a gestionar todo esto?, ¿qué queremos que aprendan tras un fracaso como puedes ser perder una competición o suspender un cinturón?, ¿cómo queremos que aprendan a enfrentar el día antes o los momentos antes de la competición? 

13.- CONCLUSIONES 

Hay que ayudar a los karatekas a tomar decisiones, pero no tomarlas sobre ellos o imponérselas. Debemos fomentar su capacidad de tomar decisiones y de ser autónomos en la organización de su tiempo.

Participar en una actividad deportiva organizada como es el kárate ayuda a crear rutinas saludables en el tiempo de ocio, lo que supone un factor de protección frente a adicciones u otros hábitos no saludables. Concretamente, en relación al maltrato, ayuda a fomentar individuos que se sientan competentes y seguros a través del trabajo deportivo, formen parte de un grupo que lo apoya y respalda y puedan crecer y motivarse a través de campeonatos y exámenes.

En definitiva, buscamos que la construcción del autoconcepto, que es cómo nos concebimos las personas, se base en factores sólidos como son los valores y las competencias aquí descritas (responsabilidad, respeto, autoconfianza, planificación, disciplina), además de la dotación de herramientas para la gestión del malestar (tolerancia a la frustración, enfado, miedo).

Si la construcción de la personalidad se basa en aspectos volubles como la imagen o la popularidad, la fortaleza y la gestión de los futuros conflictos a los que se enfrentará el menor será también cambiante. Y si además, carecemos de recursos para enfrentar los fracasos nuestras dificultades de gestión de tal frustración pueden derivar en adquirir peores conductas de salud. Con un ejemplo: si comienzo a suspender en el colegio, puedo optar por esforzarme y perseverar o por buscar distractores del malestar como son conductas del tipo hacer novillos, consumo de tóxicos, comer en exceso, etc. 

14.-BIBLIOGRAFÍA 

Clara García Gutiérrez. Psicóloga general sanitaria (Núm. colegiada 25883) con experiencia en terapia y charlas formativas en el ámbito infanto-juvenil. 

Comunidad de Madrid: Guía de actuación contra el acoso escolar en los centros educativos (2017). 

Federación Española de Psicología del Deporte (FEPD) 

Universidad de Queen (Canadá) 

Artículos ABC internet y otros. 

La capacidad de identificar, diagnosticar y reconocer los problemas, es el inicio de la solución.

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La capacidad de identificar, diagnosticar y reconocer los problemas, es el inicio de la solución.

José Silva

Jose Silva Gonzalez

Author: Jose Silva Gonzalez

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