Entrenamiento estándar VS entrenamiento especializado

Antonio Leyva

Recuerdo un comentario del maestro Liu, hace ya muchos años: “…algún día yo ya no os diré que hacer. Vendremos a entrenar y yo simplemente os miraré…”.

Al escucharlo, tuve dos pensamientos diferentes. El primero fue “¡no fastidies!, si no nos enseñas que ¿pretendes que hagamos?”. Y el segundo, relacionado. “¡pues menudo esfuerzo a la hora de enseñar, sólo mirar…!”.

Por supuesto, su comentario tenía implicaciones mucho más profundas de las que yo comprendí en aquel momento. Más bien la idea es que llegaría un día en el que cada uno tomará el control de su propio entrenamiento, donde el entrenamiento dirigido de grupo dejaría de tener sentido y cada uno sería su propio “entrenador” y la función del “maestro” no sería otra que mirar y en cada caso asesorar, ya para corregir posibles errores, ya para estimular diferentes líneas de trabajo personal. Así que de menos trabajo nada, de “entrenador de grupo”, pasaría a “entrenador personal” de cada alumno. Aunque ésto es algo que ya hacía desde el primer día, es evidente que con el tiempo esta forma de actuarse acentuó más y más y que la tendencia nos llevaría a lo que anunciaba.

En los inicios, tus puntos fuertes y débiles, apenas tienen relevancia. Has de aprender un temario básico de forma razonablemente completa y sin dicho temario difícilmente podrás abarcar el estudio en etapas posteriores.

Pero más adelante, ya no estás ante una etapa de “memoria” sino de asimilación y perfeccionamiento de habilidades. Y ahí cada uno es diferente.

Una persona con gran tamaño y fuerza, tendrá estas capacidades físicas razonablemente desarrolladas y no tendrá necesidad estricta  de aumentarlas. Sin embargo, es posible que su elasticidad, su movilidad o su velocidad, no estén al mismo nivel.

Por otro lado un practicante más bajo y delgado, seguramente tendrá más movilidad, velocidad y elasticidad, pero no tanta fuerza. Evidentemente, el objetivo es conseguir un nivel medio similar en todas las habilidades, de forma que no exista un aspecto en el que las deficiencias sean decisivas.

Y aquí surge el que cada uno ya no pueda simplemente seguir el entrenamiento común, sino que en la medida que sea oportuno, realice su propio programa de entrenamiento adaptado. El “programa” sigue siendo el mismo para todos, pero las “dosis” se personalizan.

Con el tiempo, la situación se acentúa aun más. Cada practicante haciendo “lo mismo” que el resto, termina desarrollando su propio estilo. No hablo de crear nuevos estilos y darles tu nombre, simplemente, surgen las lógicas diferencias entre el entendimiento y preferencias de cada uno, lo cual es además, muy positivo. El resultado de realizar una determinada maniobra en función de nuestros puntos fuertes, dentro siempre de la corrección técnica, será muy diferente del obtenido si la intentamos resolver en función de nuestros puntos flacos. Y todo ello dentro de la absoluta corrección técnica.

La estandarización que promulga “todos igual, todos lo mismo”, sólo tiene un fallo, pero es determinante. Si ante la misma situación todos hemos de responder lo mismo y del mismo modo, curiosamente, los resultados ni son iguales ni son lo mismo. No es lo mismo intentar colarse por debajo del golpe de un rival si mides 1.60 que si mides 1.90, o patear a la altura del plexo solar a alguien de 2 metros que hacerlo frente a alguien de 1.60. Los ajustes de distancia dependen del tamaño del rival, pero también del nuestro. Si somos muy grandes, pocas veces usaremos el ajuste correspondiente a enfrentarnos a un rival muy grande, por lo general todos serás más pequeños…

Cuando llegamos a este punto en el que tanto nuestras características físicas como nuestras preferencias y habilidades personales  ya determinan en un grado considerable nuestro particular modo de hacer las cosas, entrenar de forma exclusiva en grupo con un programa estándar, es una pérdida de tiempo.

Sucede además que cada uno tiene un orden personal en el que abordar el estudio en profundidad de ciertos elementos. Para mi, en cierto momento, la “clave” de mi progreso puede estar en mejorar mi trabajo pasos, pero en ese momento, para mi compañero su “asunto” puede ser corregir su trabajo de cintura y cadera. Y curiosamente, los pasos dependen en gran medida del trabajo de cadera y cintura, y el desarrollo del control de cintura y cadera, es con los pasos con una de las herramientas fundamentales que se puede potenciar. Ambos haremos “lo mismo” pero el énfasis, el punto de atención, no será el mismo.

Puesto que en cierto momento, tu entrenamiento, más allá ciertos elementos muy generales en los que el trabajo personalizado no produce modos radicalmente diferentes de expresión (en la ejecución de una forma, el énfasis lo pones en un determinado aspecto que quieres trabajar, pero tu forma seguirá siendo la misma que a del compañero y la podréis entrenar simultáneamente sin “chocar”), no será el adecuado para tus compañeros, has de desarrollar un programa de entrenamiento personalizado y especializado.

Además está el concepto del “kungfu”. Esta palabra se podría traducir como “poder o habilidad superior a la media, que se logra mediante un trabajo intenso y prolongado en el tiempo”.  Cada uno desarrolla el que más le gusta o mejor se le da (y por supuesto, alguien te los debe enseñar y supervisar).

Los “kungfu” posibles a desarrollar son muchos y uno ha de elegir. Tener unos dedos acondicionados para poder golpear con mucha fuerza con ellos, o una “palma de hierro”, desarrollar al máximo la capacidad de encajar golpes (camisa de hierro), poseer una capacidad de desplazamiento rápido en posiciones muy bajas, poder moverse con grandes saltos, ser inamovible, poseer un agarre muy sólido, unos desplazamientos altamente precisos, control de distancias…

La lista es enorme y nadie puede desarrollar todas ellas a un nivel superior.

Algunas son más o menos compatibles o incompatibles entre si, y en general, el tiempo necesario para desarrollarlas todas implicaría un lapso de entrenamiento diario superior a la duración de un día.

Por eso, has de entrenar por y para ti. Y aunque el entrenamiento básico nunca dejará de estar presente y será siempre “el mismo”, tus preferencias, tus debilidades, tus intereses, tu nivel de progreso en cada momento han de modular como y que entrenas. Y el responsable de ello, más allá de contar con la ayuda de tu profesor, eres tú mismo.

Fuente: http://taichichuanantonioleyva.wordpress.com/

Antonio-Leyva

Autor: Antonio Leyva

Publicado el 28/2/2014

Blog: Taichi Chuan Desde mi punto de vista

 

Foto portada: NickKenrick

Antonio Leyva

Author: Antonio Leyva

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