La denominación de origen

Cayetano A. Sánchez (Ko-Oni)
 

Empecemos por la perogrullada…: Todas aquellas artes marciales tipo Karate, Kenpo, -Jutsu, -Do, etc., por definición son de origen japonés de manera directa o indirecta y, también por definición, especialidades o subespecialidades de los sistemas de lucha practicados por soldados y militares en general.

Pero han pasado más de 50 años desde que algún maestro nipón admitiera en su grupo a un occidental, lo que supone una nueva generación de maestros y, por lógica elemental, la posibilidad de que Japón haya perdido la hegemonía en el dominio de estas artes tan enraizadas con su tradición. Es decir, es posible que uno (o más) occidentales dominen incluso mejor que un japonés la disciplina o especialización de la que hablamos. Otra cosa es que por motivos de esa misma tradición, sea reconocido o no oficialmente.

Llegado al punto en el que el alumno ha alcanzado el máximo nivel de maestría (dominio) de esa escuela, estilo, concreto, tradicionalmente se le entrega un título llamado Menkyo Kaiden, traducido coloquialmente como «Licencia o Certificado de transmisión total». Este certificado no significa que ya domine TODO sobre las artes marciales, sino únicamente el estilo o escuela que otorga ese Menkyo Kaiden. Por poner uno de esos ejemplos incuestionables se sabe que Gichin Funakoshi obtuvo el Menkyo Kaiden de su Maestro Anko Itosu, lo que no significa que, por extensión, dominase todas las técnicas de Karate ya que, por citar otro ejemplo, nunca entrenó el Karate de la ciudad de Matsumora, mucho menos que conociese el Shindo Shin Ryu Jujutsu, o el Muso Shin Ryu Iaido.

Partiendo de esta premisa y a raíz de la lectura del blog de Arthur Clarke, se me plantean varios interrogantes a los que intentaré dar respuesta.
Llega un momento en la vida de todo Budoka o practicante de artes marciales en que piensa, cree, tiene la certeza, o consigue el Menkyo Kaiden… que ya ha llegado al punto máximo de las enseñanzas en esa escuela concreta. A partir de ese momento se contemplan varios escenarios:

El Camino no acaba
Toda escuela, estilo, corriente o cualquier otra denominación, no es más que una parte que forma parte de un conjunto. Igual que Gichin Funakoshi no tenía la más mínima idea (que se sepa) de Aikido (o Morihei Ueshiba de Karate-Do), nuestro Menkyo Kaiden puede elegir continuar el camino buscando otras partes del conjunto, en lenguaje llano, otras especialidades o estilos que incorporará a su bagaje de conocimientos y así hasta el infinito o que alcance ese famoso «Satori» que le confiera una sabiduría más allá de lo conocido.

El sentido del Deber

Dado que en los tiempos modernos, se trata más bien de compartir en lugar de impartir conocimientos y siguiendo con la tradición del Deber (Giri), el nuevo Maestro puede elegir ayudar a otros de su misma escuela a avanzar y alcanzar su mismo nivel, ya sea en el mismo dojo o en uno que abra él mismo, «tributario» o «filial» del original, conocido como «Honbu Dojo» (Casa Central) donde el máximo representante del estilo continua enseñando.

Nuevas líneas
Otra posibilidad es que reuniendo otros conocimientos, aplicando nuevos principios o adaptando los aprendidos a su propia idiosincrasia, dé lugar a una nueva forma de entender la especialidad y, con ello de lugar a una nueva denominación, una nueva escuela heredera y «tributaria» de la anterior. Como ocurrió con el Judo o el Aikido, esta nueva escuela podría llegar a tener más difusión que la «escuela madre».

Bien, estos son «grosso modo» las posibilidades que existen. Ahora contemplemos estos mismos escenarios, partiendo de la base de que es un occidental quien ha llegado a ese límite. Tenemos varias posibilidades:

1- Que se le haya otorgado el Menkyo Kaiden. Los ultratradicionalistas japoneses no son dados a reconocer este grado a un occidental (gaijin en su lenguaje), aunque sí existen occidentales que lo han recibido. Esta característica con implicaciones xenófobas plantea numerosas controversias, puesto que en el caso de topar con una escuela dirigida bajo este concepto, el occidental, nunca alcanzará a ojos nipones el conocimiento necesario. Pero, en los casos «normales», será considerado Maestro con todos los honores y prebendas que ello comporta, teniendo los caminos antes señalados.

2- Que no se le haya reconocido el Menkyo Kaiden. Esta circunstancia puede deberse a varios factores: desde que la escuela sea de corte ultranacionalista y ultratradicionalista, hasta la incapacidad del maestro por cuestiones de salud o muerte repentina. En este último caso el siguiente Maestro (Soke) de la escuela será quien decida, si no es así o nos encontramos en el primer caso, solo quedan dos caminos (perdóneseme la expresión) «sufrir en silencio como las almorranas» y continuar en el dojo, o instaurar una nueva escuela que (obviamente) no será reconocida por la«escuela madre».

3- Que los conocimientos alcanzados no sean los correctos, adecuados o suficientes pero él esté convencido de serlo. En este caso solo queda la opción de abrir una nueva línea y la ruptura total con la escuela original.

Me quedo, de momento, con los dos últimos supuestos.
Si un occidental, sin Menkyo Kaiden, abre, instaura, crea una nueva escuela… ¿Es tradicional o no? La respuesta, es muy simple, SI. Ahora bien, es matizable según lo que entendamos por «tradición». Si esta palabra la interpretamos en términos de árboles genealógicos remontándonos hasta el periodo que sea, pues no, no parece tradicional puesto que no existe una transmisión directa. Un ejemplo sería Hironori Otsuka, creador del Wado Ryu a partir de la escuela Shotokan y un estilo de Jujutsu llamado Shindo Yoshin Ryu, sin que obtuviese (que se sepa) el Menkyo Kaiden en ninguna de las dos escuelas, por lo que se considera la única rama del Karate japonés en lugar del Karate okinawense.

Ahora bien y siguiendo con el mismo ejemplo, dado que la enseñanza mantiene los postulados, metodología y sistemas tradicionales, nadie duda de que, a pesar de ser una escuela fundada en 1977, continua la tradición del Karate-Do. Me gustaría destacar que Hironori Otsuka rompe con el Shotokan por divergencias de opinión respecto a los cambios que Yoshitaka Funakoshi iba incorporando al estilo con la aprobación de su padre, otra de las razones que pueden impulsar a un practicante de artes marciales a cambiar su línea de trabajo.

Como se vé, pues, no es una cuestión de «pedigrí», ni de «denominación de origen» o «marca registrada» el que una escuela, esté presidida por un japonés, italiano, español, uruguayo o kenyata (por poner ejemplos) para ser considerada como «tradicionalmente japonesa». Otro debate es si esa tradición debe ser mantenida a toda costa o no. Personalmente opino que la Humanidad evoluciona, si llevamos al extremo la tradición seguiríamos viviendo en los árboles.

Y con esto retomo la expresión que llamado mi atención del blog de Arthur Clarke: Espíritus Malignos.
Confieso que me siento bastante orgulloso de haber sido calificado así por algún sector de talibanes, pero eso es otra historia y, como tal, debe ser contada en otra ocasión. Clarke califica así a quienes perjudican la práctica de las artes marciales y aunque mi postura personal difiere un tanto de la del autor, sí estoy totalmente de acuerdo en que la «profesionalización» del budo atrae a gentes sin escrúpulos, hinchados de ego que por aprender un puñado de técnicas y tener algún papel, se «montan su película», añaden tres gotas de alguna cosa y ya son «Grandes Maestros», incluso invocando y con copyright sobre «la denominación de origen».

Creo que a estas alturas, quienes hayan seguido este blog, habrán podido deducir fácilmente que soy un amante (friki) de la tradición y la cultura tradicional japonesa, pero situada en su justo término. Tradición en Budo significa compartir experiencias y conocimientos, lo contrario de lo que se cree, puesto que los postulados de esta tradición se basan, precisamente, en la evolución.
Para quienes no hayan visto un Makimono, ni sepan qué es ni en qué consiste: Hay varios expuestos en algunos museos japoneses, puesto que este pergamino no ha sido nunca exclusivo del Budo, sino también de todo arte y artesanía japonesa. Un Makimono consta de dos partes: Un acta fundacional en el que se citan los nombres del Maestro fundador y los alumnos que conforman la escuela (es obvio que un maestro sin alumnos es lo mismo que una asociación de una sola persona: nada relevante) así como sus postulados, su «identidad» como escuela o estilo independiente; la segunda parte contiene los nombres de los siguientes maestros y los conocimientos que aportaron a la evolución del estilo.

Siguiendo esta línea argumental y retomando el ejemplo de Hironori Otsuka, aquí tenemos la razón por la cual se considera el Wado-Ryu como un estilo diferente al Shotokan, a pesar de que uno provenga del otro. Otsuka nunca obtuvo el Menkyo Kaiden, tampoco siguió sus postulados ni la línea evolutiva que el hijo de Gichin Funakoshi iba imprimiendo, por tanto no puede ser considerado como Maestro de Shotokan.

«Espíritus Malignos», son quienes en lugar de reconocer abiertamente (como el caso de Otsuka) que, basándose en unos postulados y visión personal, nombran una nueva forma de Budo, en lugar de eso, reclaman «la herencia» de la escuela de la que se apartaron por las razones que fuesen. Hay casos en la historia del Budo en los que la parte disidente era, precisamente, la que mantenía la tradición, por ejemplo Takeda-Ryu, pero si se admite la ruptura, se admite implícitamente la renuncia a esa línea de trabajo e investigación. Hacerlo (romper reclamando «la marca») no quita ni un ápice a su legitimidad, pero sí arroja serias dudas sobre las honradas intenciones de quienes lo hacen.

 


Como decía al principio, es bastante posible que más de un occidental haya alcanzado la maestría y dominado alguna escuela de artes marciales, estoy seguro de ello, posibilidades, información y tiempo hay y ha habido.

Lo que ocurre es que, como dice la Biblia «son muchos los llamados y pocos los elegidos», haber entrenado 50 años con Morihei Ueshiba no convierte a nadie en un Maestro de Aikido, puesto que el conocimiento no se adquiere por ósmosis sino a través del estudio en el amplio sentido de la palabra y más cuando estamos hablando de una cultura con unas claves, especialmente en la transmisión del conocimiento, muy diferentes a las nuestras, occidentales.

No es oro todo lo que reluce ni todos los cinturones desgastados implican conocimiento… Me limito a exponer, lo he dado en llamar «Escuela de Verano» porque tan solo invito a la reflexión…

Fuente: www.seishin-kai.es

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