La Profundidad del Amor

Concentrarse cada instante  en  cuidar la delicadeza de nuestro entorno mas cercano es la mente zen, manteniendo un espíritu actualizado; pues, es en este delicado entorno donde se origina el odio, las envidias, los desencantos, la ira y la insatisfacción en nosotros; manifestando nuestro sufrimiento y proyectándolo hacia nuestros seres mas queridos. Teniendo consecuencias a veces irreversibles. Observar los estados de la mente en su  creación de emociones, apegos, ilusiones; dirigir la mente imaginativa fuera de su morada, limita el sufrimiento. No es preocupante no tener. Si planificamos y nos preocupamos por tener, ya sea prestigio, dinero, comodidades, fama; si además nos quejamos de todo y por todo, hasta por un rozoncillo en el coche, sin darnos cuenta, caminamos  por el valle del sufrimiento. Sin embargo, siguiendo el orden cósmico, descubrimos el Silencio, la Compasión el Amor.

h.koppdelaney

Nuestros pensamientos y acciones deben dirigirse a mejorar nuestra existencia en relación a todo lo demás y  depende de la interdependencia de todas las cosas y no de los caprichos de nuestro ego. Nos creemos que mejorar nuestra calidad de vida obedece a la cantidad de deseos satisfechos; pero, ¿qué es esto de la mejora de la calidad de vida?, ganar tres mil euros mensuales, hipotecarse en una casa, la ilusión de una vida cómoda, viajar a la luna, tener mejor césped que el vecino, disfrutar de relaciones sexuales intensivas. Todos estos deseos desmesurados nos conducen al surgir de la avidez, el odio y los pensamientos ilusorios, y sin darnos cuenta a través de nuestras formaciones mentales estamos dirigiendo nuestras acciones a la morada del sufrimiento. Perseguir el reflejo del gran Amor, es como querer atrapar las acciones para siempre. Es estar perdido en la propia realidad.

El buda nos enseño que Todo en el universo comparte la misma naturaleza, todo es una joya, incluso nuestro pequeño y limitado ego, que debe encontrar su relación con el cosmos. Está escondido este maravilloso tesoro y no se manifiesta debido a nuestros deseos y categorías personales.

En muchas ocasiones nos encontramos con momentos difíciles y personas con mucho dolor y sufrimiento, son momentos de abrir el corazón y escuchar. Se sufre al ver y al estar con personas que sufren, a veces hacemos sufrir, otras sufrimos nosotros. Discutir y enfadarse no son necesarios, la alegría y la felicidad si. La vía del zen es practicar el bien y limitar hacer el mal, ¿Quién es el que se enfada, discute, sufre? Profundizar.  Cuando el amor entra en una pareja, Fluye de manera apasionada y al cabo de un tiempo no pueden estar juntos, solo es un reflejo, no se puede amar a una persona y mantenerla en prisión. Convivir, compartir, se vuelve difícil.  El Amor del que hablo es sin límites, ni tiempo, ni espacio, es la última dimensión: Solo hay que escuchar. No hay nada ni nadie que no necesite Amor, es el generador de la alegría, el bienestar, la felicidad; la vida.

La fe, la religión, la espiritualidad son importantes para experimentar la calma que nos dirija hacia el Amor que todo lo envuelve. Este amor no se encuentra en nuestra mente ni en lugar lejano, no es un estado psicológico especial. Esta aquí y ahora en nuestra cotidianidad, pero sin  práctica se vuelven imaginación, ilusión, un ideal. En el zen la fe está en la práctica cotidiana de zazen.

El materialismo es sin sustancia, y acaba junto con el placer que nos produce. Aunque parece que nos hace la vida más cómoda, nos la complica. Cortar los automatismos (karma) que surgen espontáneamente en nuestros quehaceres cotidianos y que no nos dejan ver la propia naturaleza de las cosas es la practica íntima, reflexiva y silenciosa de zazen del buda.

Practicar el ser conscientes, cada instante, nos permite reconocer el corazón del sufrimiento y liberarnos de la cuestión existencial de la vida y de la muerte. Desapareciendo de este modo todo miedo, produciendo verdadera confianza y la vida en calma, haciendo manifestarse el Amor sin morada. Todos queremos ser felices, todos queremos evitar el dolor, todos queremos dejar de sufrir  y todos vamos a dejar esta corta existencia. Ser felices y amados es la finalidad de la vida de todos nosotros.

Cuando paseamos siendo conscientes notamos la acaricia del aire. Nos esta dando  Amor, y nada pide, cuando bebemos agua, bebemos amor, y nada pide, si por el aire eres amado, si por el agua eres amado si por la luna eres amado, si todo el universo te ama, tus semejantes también son amor, ¿por qué? no se tiene esa experiencia?.

Ocurre que la contaminación de la mente es tal que no se percibe, lo  tenemos tan cerca  que nos vamos lejos. Ama a todo sin intención y serás amor dando luz. El amor y la compasión deben estar en unidad, de esta manera se manifiesta el inconmensurable espíritu todopoderoso. Cuando este espíritu surge, escuchas el dolor y la felicidad de tus hijos, de tu mujer, de tus amigos, del aire, de los ríos, de los bosques, la amargura y dulzura de la vida.

No es bueno hacer sufrir, cuando haces sufrir ¿quién es el que esta sufriendo en realidad?, cuando se contamina el aire y los ríos  ¿quienes son los que sufren las consecuencias?, ser compasivos significa volverse ¿el otro? si todos compartimos la misma naturaleza, ¿que estamos haciendo?.En la invisible realidad última somos iguales aunque seamos diferentes en nuestro aspecto con forma.

La esencia del zen es zazen, lo practicamos, para modificar nuestra conducta, íntima y silenciosamente; experimentando la realidad última de la vida. Sin importar la fe que practiques: budismo, shintoismo, cristianismo, hinduismo, judaísmo, islamismo? todos podemos experimentar este inconmensurable Amor y transformar nuestra existencia para el bien de todos los seres sensibles e insensibles. El amor está en este momento, en este lugar, no necesitamos convertirnos en lo que ya somos.

Nombre de familia   Juan Carlos Hernández Torrubias

Amarga y dulce
Clara y oscuro
Sin lugar ni momento
Que maravilloso

Nombre de monje     Ten-Zen: Monje Zen

Juan Carlos Hernandez Torrubias

Author: Juan Carlos Hernandez Torrubias

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