Receta en 5 pasos del buen artista marcial
¿Practicas artes marciales? ¿Incluso enseñas y tienes alumnos? Pues bien, vamos a darte una receta para preparar a un artista marcial. Así podrás compararla con la que usaron o usan contigo, e incluso con cómo preparas tú a tus alumnos. Por supuesto hay muchas formas de elaborar el mismo plato. La que te presentamos es una de ellas, ni mejor ni peor que otras. Para esta receta necesitaremos: un alumno (la calidad del producto se medirá por las ganas de practicar) un maestro (a poder ser de Pata Negra) un lugar de práctica donde cocinar (por ejemplo un Dojo) Te explicamos ahora el proceso paso a paso. Debes tener en cuenta que es importante no saltarse ninguno. 1. Queremos un resultado rico, rico y, sobre todo, con fundamento, así que empezaremos preparando una buena base de valores, técnica y preparación física a partes iguales, que acompañaremos por supuesto del maestro. Ahí es donde introducimos al alumno. 2. Dejamos que vaya ligando todo y añadimos los condimentos que harán un éxito de nuestro plato: trabajo, constancia y pasión. No tengáis miedo de pasaros con esto, lo que sí es fundamental es no quedarse cortos. 3. Remover a fuego lento hasta que cuaje, nada de comida rápida: la buena cocina lleva su tiempo. Si lo hemos hecho todo bien irá apareciendo una fina capa de comprensión. Hay gente que en lugar de esperar a que esta capa aparezca la sustituye por muchos títulos y diplomas de diversas asociaciones, pero esa no es la receta original, sale muy cara y desde luego no tiene el mismo sabor. Si quieres añadirlos, mejor más adelante. 4. Éste es el punto en el que debemos probarlo y corregir al gusto. Podríamos agregar algún otro maestro si nos hemos quedado cortos (aunque puede no ser necesario) o nuevos ingredientes. Ahora quizás sí vaya bien algún que otro título, pero mejor con denominación de origen. Lo importante en este caso es la calidad, no la cantidad. 5. Uno de los secretos de esta receta es mantenerla siempre caliente, que no se enfríe, y recordar que por mucho tiempo que pase nunca, nunca estará cocinada del todo. Podemos servirlo en el tatami o en el medio natural, en privado o en demostraciones, campeonatos, etc… pero siempre con respeto y humildad y, si es posible, acompañado con una guarnición de compañeros y amigos que habrán ido surgiendo durante la elaboración. Ésto dejará muchísimo mejor sabor de boca. Y ya tenemos una estupenda receta de un buen artista marcial. A cocinar y… ¡Buen...
El corcho pedagógico
Cierto día, un supervisor visitó una escuela primaria. En su recorrido observó algo que le llamó la atención: una maestra estaba atrincherada atrás de su escritorio, los alumnos hacían un gran desorden, el cuadro era caótico. Decidió presentarse: «Permiso, soy el Supervisor… ¿Algún problema?» «Estoy abrumada señor, no sé qué hacer con estos chicos… No tengo láminas, no tengo libros, la secretaría no me manda material didáctico, no tengo recursos electrónicos, no tengo nada nuevo que mostrarles ni qué decirles…» El inspector que era un «Docente de Alma», vio un corcho en el desordenado escritorio, lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos: ¿Qué es esto? «Un corcho señor» ….gritaron los alumnos sorprendidos. «Bien, ¿De dónde sale el corcho?». «De la botella señor. Lo coloca una máquina…», «del alcornoque… de un árbol»… «de la madera…»,respondían animosos los niños. «¿Y qué se puede hacer con madera?», continuaba entusiasta el docente. «Sillas…», «una mesa…», «un barco!». Bien, tenemos un barco. ¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito? Escriban a qué Estado del país pertenece. ¿Y cuál es el otro puerto más cercano? ¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que allí nació? ¿Qué produce esta región? ¿Alguien recuerda una canción de este lugar? Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc. La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida: «Señor nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. Muchas Gracias.» Pasó el tiempo. El supervisor volvió a la escuela y buscó a la maestra. Estaba acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden… «Señorita… ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí?» Sí señor. ¡Cómo olvidarme! Qué suerte que regresó. No encuentro el corcho. ¿Dónde lo dejó?». Cuando el maestro no tiene vocación o alma de maestro, nunca encuentra el corcho!!! Foto...
Entonces, seremos Maestros
Leyendo un libro de Diane Skoss sobre los Koryu Budo he meditado sobre la práctica y el análisis. Normalmente, cuando uno es un Shoshinsa, un Principiante, el entrenamiento, tanto físico como técnico, se hace ver enseguida. Los cambios que se van produciendo en nuestro cuerpo, en nuestras habilidades, son fácilmente perceptibles por nosotros y por los demás. Ello hace que nos sintamos bien, con confianza, refuerza nuestro carácter y nos da seguridad. Incluso las señales de los pequeños accidentes ocurridos durante la práctica son llevados con orgullo como medallas obtenidas en el combate. Nos gusta que se sepa que practicamos algo que nos hace fuertes, parafraseando al Rompetechos de la Chaqueta metálica de Stanley Kubrick, somos peligrosos, unos quitavidas, como decía aquel soldado. Es un poco como aquel amigo que, cuando llegaba a su finca de producción de flores en México, sacaba el pistolón y pegaba un par de tiros para que se supiera que iba armado. Esperamos que nuestra habilidad y fortaleza crecientes disuada a los demás de buscar problemas con nosotros. Es más, lo positivo de la práctica del Shiai Kumite es, a parte del entrenamiento de la distancia, el ritmo, y la anticipación; la práctica del enfrentamiento, la superación de los miedos al enfrentamiento y el estudio de la sicologia del mismo. Cuanto más hábil es uno más crece su autoconfianza y, desgraciadamente, su ego. Yo creo que todos los que hemos experimentado circunstancias similares estaremos de acuerdo que eso es así. No se construye una moral de victoria, tan necesaria en la competición, sin potenciar al máximo nuestra autoconfianza y….. Nuestro ego. Es por eso que, los muchos años de una práctica bien llevada, tienen que, necesariamente, desembocar en el estudio de nuestras sensaciones y de nuestra evolución personal. Esta claro que no somos perfectos y que, día a día, por muchos años que cumplamos, nuestra tarea principal debe ser la construcción de nosotros mismos. La Experiencia que nos aporta el tiempo y la práctica, el análisis de nuestras técnicas y de nuestras sensaciones, deberia irnos diciendo muchas cosas, no sólo del como, también del porque. Si, como lógica biológica nuestras habilidades físicas van decreciendo con la edad ¿Donde se encuentra la maestría? ¿En un cambio de cinturón de un color por otro? ¿Cual es nuestro objetivo final? Creo que la lectura del libro de Diane Skoss me ha inspirado, junto con el recuerdo de las palabras del Maestro Yamashita durante la Gala de Maestros,para llegar a la conclusión de que, en cada etapa de la Vida, el análisis de nuestras sensaciones y experiencias, la autocrítica, ha de irnos llevando poco a poco al Conocimiento,...
I – Gala de reconocimiento al maestro de karate y D.A.
La Real Federación Española de Karate y D.A. organiza el próximo Sábado día 31 de Mayo en la comunidad de Madrid, la I Gala de Reconocimiento al Maestro de Karate y D.A, que tendrá lugar en el Hotel Melia Castilla (C/Capitán Haya, nº43), en el Salón Tapices a las 20:00hrs. La conmemoración de este acontecimiento lleva implícito otorgar una mención y reconocimiento a un total de trescientos galardonados aproximadamente, recogiendo entre ellos a todos los altos grados de la RFEK y DA e ilustres personalidades que con su dedicación y entrega en Pro del Karate han conseguido desarrollar y expandir nuestro deporte en el ámbito nacional e internacional. Sin duda será un éxito sin precedentes. Un gran paso por parte de la RFEK. Enhorabuena por esta iniciativa....
Expiar nuestros errores
Zenkai, hijo de un samurai, asesinó a un oficial en defensa propia. Huyó de la ciudad donde vivía y, sin recursos, se convirtió en ladrón. Años después, harto de llevar esa vida, sintió que era el momento de expiar por sus errores pasados. Resolvió entonces realizar alguna buena acción. Y así fue que llegó a un pueblo en donde un quebradizo puente sobre un peligroso acantilado había causado muchas muertes. Zenkai decidió cavar un túnel en la montaña para ayudar a todos. Durante el día, comía de las limosnas que los pobladores le daban. Durante la noche, cavaba el túnel. Después de 30 años, el túnel estaba muy avanzado y Zenkai sabía que en pocos años más terminaría su labor. Pero un buen día, llegó al pueblo el hijo de aquel oficial que Zenkai había asesinado en defensa propia. Y lo único que el joven anhelaba era vengar a su padre. – Te daré mi vida voluntariamente – dijo Zenkai. Lo único que te pido es que me dejes terminar el túnel. Cuando complete mi labor, puedes matarme. El hijo con sed de venganza decidió esperar la llegada de ese día. Pasaron varios meses y Zenkai seguía cavando incansable. El hijo entonces, cansado de no hacer nada salvo esperar la hora de su venganza, comenzó a ayudar con la excavación. Un año pasó rápidamente, y rápidamente también el hijo llegó a admirar la fuerza de voluntad, valentía y paciencia de Zenkai. Finalmente, el túnel fue terminado. Los pobladores estaban agradecidos de poder cruzar ya sin riesgo alguno. – Ahora puedes cortar mi cabeza – dijo Zenkai. Mi trabajo ha concluido. – ¿Cómo podría yo cortar la cabeza de mi maestro? – murmuró el joven con lágrimas en los ojos. Foto portada: Mr....

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