El “Deber” hacia el Maestro (Giri)

Cayetano Sánchez

Soy plenamente consciente de que esta entrada no va a ser muy popular y que me atraerá más de un enemigo, tampoco me importa puesto que creo sinceramente que ya va siendo hora de llamar a las cosas por su nombre.

-El Giri-

Como perfectamente afirma Dani Kôryu en un antiguo blog, Giri (El Deber) es  el concepto que coexiona y da sentido a la sociedad japonesa, desde tiempos inmemoriales, se encuentra en todos los estamentos de la sociedad y atraviesa la escala social. Afirma, con su habitual rigurosidad Dani Kôryu:

En las verdaderas artes marciales, el concepto de giri debe seguir igualmente vivo de manera imperativa si queremos que la tradición guerrera perdure en nuestro dojos y en nuestras artes. En el japón tradicional la relación maestro-alumno es imperativamente una relación de giri.
Por ejemplo, en los dojos y escuelas de artes marciales tradicionales el mero hecho de asistir a clase y pagar una mensualidad no significa absolutamente nada. El maestro o instructor de un dojo no nos está vendiendo un  producto ni un servicio, está dándonos parte de su vida, de su sacrificio. Ha dedicado muchísimos años para llegar a dominar su arte y lo ha pagado no solo con grandes sumas de dinero, sino con sangre, sudor y lágrimas. Así pues, esa mensualidad no paga nuestro entrenamiento, simplemente mantiene vivo el dojo y cubre algunos gastos del maestro, pero el deber del entrenamiento es del alumno, y su giri para con el maestro es algo que debe ir mucho más allá que una mera transacción comercial.

Es absolutamente cierto y certera la frase. El Conocimiento no se vende, se transmite, de ahí que el alumno contraiga “una deuda que no puede ser saldada” con el Maestro y, al mismo tiempo, en una especie de contrato tácito y en virtud del Giri que contrajo cuando fué alumno, debe satisfacer las necesidades de aprendizaje, la sed de conocimiento del alumno.

Ocurre que, como salta a la vista, todo contrato tácito está basado en “la buena fé”, en la honradez de ámbas partes, la cual se presupone y, al tiempo, era o fué uno de los pilares básicos del tan manido Bushido. Ahora bien, la gran pregunta es: “¿Existe hoy dia esa honradez? ¿Se puede confiar en que el Maestro enseña y el Alumno aprende?

– Ser Maestro –

Maestro es quien enseña, dicen por ahí en una simplificación al absurdo puesto que, si bien, todos los maestros enseñan, no todos los que enseñan son maestros. Pongamos alguien que enseña, por ejemplo, a su hijo a caminar; pongamos a quien enseña a cocinar a su amigo, compañero, hijo o primo en quinto grado; ellos enseñan, pero no son maestros, no ejercen la pedagogía, la ciencia de la enseñanza, el magisterio, solo comparten conocimiento, que no es poco.

Ocurre, además, que algunos son “Maestros de Artes Marciales” porque lo dice un papel, un título. Un papel que se podría definir más exactamente como “Autorización administrativa (o no) para impartir clases de X arte marcial”. Será administrativa si el papel en cuestión lo expide un estamento ligado a la Administración y no lo será si quien lo expide es una Asociación, una organización no gubernamental, privada. Y con esto no estoy poniendo en cuestión la legalidad de los títulos expedidos por una Asociación legalmente constituida, sencillamente puntualizo que no es una “autorización administrativa” sino una “autorización privada”.

Ahora bien, como ya he apuntado otras veces, esos supuestos maestros no tienen laMaestría en la primera de sus acepciones: Arte y destreza en enseñar o ejecutar algo sino que obtienen el título correspondiente en función de aprender un determinado programa y ejecutarlo correctamente, sin arte y, en muchos casos, sin destreza, tan solopor méritos, denominación demasiado amplia que incluye desde los méritos deportivos hasta los menos loables, dinerarios llamados eufemísticamente licencias.


Yo entiendo que el Alumno que tan solo busca la gloria, bien sea en el podio o plasmada en un papel en el que se escribe X Dan, sienta el Giri hacia quien se lo concede y tambien entiendo que el Maestro, antes de darle la gloria que busca, le haga pasar por las pruebas que considera necesarias. Vivimos, supuestamente, en un mundo libre y cada quien busca y encuentra lo que desea.

Entiendo también que alguien se “profesionalice”, en el sentido de que haga del ejercicio de impartir clases y/o títulos su profesión, su forma de vida. En el primero de los casos (impartir clases) habría que distinguir entre sesiones de aprendizaje y sesiones de entrenamiento, en el sentido que el proceso de aprendizaje es algo muy complejo, con diferentes teorías y sistemas, por lo que en la mayoría de los casos son, sencillamente, sesiones de entrenamiento.

Pero como digo, cada quien busca y encuentra lo que desea. Por tanto, el alumno es quien tiene la última palabra: Entrenamiento, Títulos, Podio, Arte, Destreza… A mi modo particular, personal e intransferible de ver las cosas, el Giri solo se contrae con quien transmite conocimiento, en este caso Arte y Destreza a través de la experiencia, el estudio y la observación.

Afirmo y creo esto puesto que, como lo define la RAE, Maestro es: Persona que es práctica en una materia y la maneja con desenvoltura, o bien: Dicho de una persona o de una obra: De mérito relevante entre las de su clase, en este caso entre los mismos practicantes de artes marciales, aunque habitualmente nos quedemos con: Persona que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene título para hacerlo.

Desde mi personal punto de vista, tiene que ver con el conocimiento que de una materia se trate, ya sean Ciencias del Deporte o Artes Marciales en el sentido de vistas como una afición, una pasión. Aquellos que dirigen al alumno en uno u otro sentido, un sentido o vía o camino, que ha elegido el propio alumno, son los únicos que pueden ser llamados Maestros y con quienes se contrae Giri, puesto que ellos se desvelan por que el alumno consiga su meta (la que sea).

Lo que no sirve es la eterna y falsa diatriba entre “deporte” y “arte marcial”, hoy dia (2014, siglo XXI) ambas corrientes son meras aficiones y tan loable una como la otra, incluso voy más lejos: son complementarias.

Lo que sirve es la venta de artículos de papelería a cambio de lealtad absoluta. Lo que no sirve es adoctrinar en lugar de enseñar. Lo que no sirve es un maestro que ni siquiera tiene maestría…, por mucho que haya “inventado” el “método perfecto” de lucha o que se refugie en palabras japonesas que ni siquiera entiende, pero que molan.

Autor: Cayetano A. Sánchez (El Cuervo)

Fuente: Budo Synusia

Foto portada: paazio

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