Reflexiones sobre el método de artes marciales IX

Kenji Tokitsu CN-9ºDan
 

El cuerpo de kendo
Muchos practicantes de artes marciales creen que un shinai de kendo, que pesa cerca de 500 g, será ligero y por tanto fácil de manejar. Es lo que yo pensaba también. Pero rápidamente tuve que cambiar de parecer, porque un shinai de 500 g te pesa muchísimo en cuanto empiezas a hacer combate, sobre todo frente a un adversario de nivel superior. Una diferencia en más o menos 50 g la notas enseguida, y tu acción de ataque y de defensa se altera según tu percepción del peso del shinai.
Este prejuicio mío constituía un obstáculo al que tuve que hacer frente para poder percibir de manera diferente la práctica del kendo y del kenjutsu, el arte del sable clásico.
Para formar una opinión sobre el arte del sable, hay que comprender que un verdadero sable es mucho más pesado que un sable de bambú (shinai), Sobre todo el sable utilizado en la época de las guerras feudales (S. XV al S. XVI) y a principios del período Edo (S. XVII). Éste último pesaba por lo menos tres veces más que un shinai. Por eso, aunque llegues a manejar con facilidad el shinai o el bokuto (sable de madera), no tienes garantía de poder hacer lo mismo con un sable de verdad.
Estas observaciones no obstante, existen algunos maestros del kendo actual que, después de haber cumplido 80 años, todavía demuestran unas capacidades incontestables en combate con el shinai. No es únicamente por su habilidad técnica basada en la experiencia, sino gracias a sus capacidades corporales construidas.
« Uno de estos maestros mayores de 80 años, 8º dan pero con la fuerza y flexibilidad mermadas por la edad, ya no puede atar los lazos dorsales de su armadura y tiene que pedirle a un alumno que se lo haga. Pero una vez con el shinai en la mano, es capaz de imprimir una gran fuerza al combate con un golpe percutiente del shinai y con su cuerpo (tai-atari) que puede despedir al adversario ».
He oído este tipo de comentario repetidas veces.

Creo que esta capacidad corporal se constituye gracias al conjunto de las cualidades de la persona: fuerza física, fuerza del ki (qi), habilidades corporales y perceptivas, que son construidas por la práctica de la disciplina. Este conjunto constituye la segunda capacidad corporal.
El cuerpo del tai-chi es también un cuerpo específicamente formado por la práctica del propio método de la disciplina que forma la segunda capacidad corporal.

El cuerpo del samurai y el cuerpo del jujutsu

En cuanto al kendo, todo depende de la forma de practicarlo y del fin que se busque. Hay muchas personas hábiles en la forma reglamentada del combate de competición. Diriges un ataque a la cabeza (men), pero el otro se desvía hacia un lado. Tú sólo le tocas en la raíz del cuello o en el hombro, mientras que él te da en la muñeca. Tu golpe no cuenta, pero el suyo sí. Tú has perdido y él ha ganado….
En el kendo moderno, el ataque del tsuki (pinchar, traspasar) se limita a la garganta, un blanco difícil de acertar. La idea inicial de esta limitación es importante, porque si logras tocar la pequeña zona de la garganta, significa que fácilmente puedes tocar otras partes corporales más amplias.
Esta exigencia para el agresor crea en el defensor la seguridad de que no necesita preocuparse de un ataque que “traspase” ni el vientre, ni el pecho. Un descuido técnico así sería impensable en un verdadero combate.
Todo depende pues de lo que busques en la práctica: pretender marcar un punto en el contexto de una competición reglamentada, o practicar como si estuvieras en un combate real.
Hay numerosos puntos donde el kendo moderno se aleja de los valores del budo. Sin embargo, creo que el kendo es una de las pocas disciplinas que preservan la posibilidad de abordar, estudiar y desarrollar los valores de las artes marciales japonesas ya en vías de desaparición.

En kendo, todavía existen algunos maestros mayores de 80 años capaces de dominar totalmente a maestros jóvenes en el combate libre del kendo. Los 8º dan de kendo son de esta categoría.
En otros dominios de las artes marciales, los grados de alto nivel (7º, 8º o 9º dan) se otorgan por votaciones secretas. En este tipo de sistema, las consideraciones políticas y administrativas, así como la antigüedad, sirven para mucho en la atribución de dichos grados. Mientras que los grados de alto nivel del kendo son atribuidos al final de un riguroso examen en el que lo que más cuenta es la calidad de las capacidades de combate.
Subrayemos bien este aspecto, porque durante un examen riguroso, no hay sitio para los chanchullos o la complicidad, como en un examen de complacencia, porque estos grados hay que merecerlos realmente.
No se trata sólo de marcar puntos en combate, sino de demostrar las cualidades decisivas de combatiente. Por tanto, un 8º dan de kendo debe ser superior en todos los aspectos del combate frente a uno grado inferior. La exigencia del sistema de grados en kendo es la garantía. Si esta exigencia fallase, el grado de kendo perdería su valor. Afortunadamente, se mantiene intacto, y por ello los practicantes de kendo respetan las altos grados. Así, los grados tienen un sentido.
¿Podemos decir lo mismo de otras disciplinas de artes marciales en las cuáles se otorgan los grados por voto secreto?

El kendo y el sableA veces algunos maestros de kenjutsu (sable clásico) dicen algo así: « los que no comprenden el verdadero peso y naturaleza del sable no pueden entender el arte del sable de los samurai. »
Creo que tienen razón.
Y pueden desarrollar la crítica del kendo moderno:
« El kendo no es la vía del sable, sino el shinai kyogi: el juego del combate deportivo del shinai ».

También se oye decir lo siguiente:
« Tal y como se utiliza el shinai, no se podría vencer al adversario con un verdadero sable. »
Creo que también tienen razón.

Asistí una vez a unas pruebas de « cortar bambúes con el sable » (tameshi giri). Aunque algunos maestros de kendo consiguieron cortarles bien, otros, 6º o 7º dan de kendo, no lo consiguieron. De ahí la crítica:
« Los que entrenan sin ser capaz de manejar el sable no pueden pretender practicar el arte de los samurai. »
También se dice:
« La práctica del kendo no es realista, puesto que no se aprende a manejar el sable verdadero. »
Creo que se equivocan al juzgar el kendo de esta manera.
Es verdad que la mayoría de los kendoka no tienen experiencia en el manejo del sable. ¿Por qué? Porque no les resulta necesario para destacar según las reglas del combate de kendo.
Si se critica el kendo de este modo, hay que preguntar: « ¿qué quiere decir “realista”?

Si el propósito del kendo fuera enseñar a manejar un verdadero sable, podríamos decir efectivamente que no es realista. Pero la gran mayoría de los kendoka no sólo carece de experiencia en el manejo del sable, sino que además, ¡no la busca! Con toda seguridad, no tendrán nunca la oportunidad de manejar un verdadero sable durante su carrera de kendo, lo que no impedirá que sean excelentes kendoka.
Esta realidad me lleva a plantear más preguntas.
En nuestra sociedad, está prohibido llevar un sable de verdad. Y, por otra parte, muy pocas personas poseen uno. Mientras que podemos, sin incurrir en infracción, proveernos de un palo para usarlo como bastón. Me hago esta pregunta: ¿cuál es la situación más realista? ¿La de ser capaz de utilizar un sable que nunca tendremos oportunidad de llevar, o la de ser capaz de manejar eficazmente un palo o un bastón según la técnica del kendo?
Creo que todo depende del objetivo de la práctica.

Contrariamente a las críticas que acabamos de ver, creo que el kendo moderno podría ser muy eficaz y realista, si se revisaran algunos aspectos. Creo que si formáramos y asociáramos las técnicas a manos vacías, los golpes de puños y de pies, las proyecciones, los agarres y las llaves, sobre una base de kendo, podríamos concebir un arte marcial muy completo.
Es justamente lo que practicaban los samurai.

Diferencias entre el cuerpo del kendo y el cuerpo del samuraiVolvamos a nuestro tema de reflexión.
El aprendizaje del arte del sable para los samurai difería sensiblemente del kendo moderno. Para ellos, la práctica del sable no era únicamente el arte de manejar el arma con habilidad. Había que asociarlo a una fuerza que permitiera partir de un tajo al adversario. Esta fuerza provenía del cuerpo entrenado de un modo específico casi ignorado en la práctica del kendo actual.
Anotemos que en la escuela de sable Jigen-ryu, el adepto se entrenaba diariamente dando golpes contra un poste plantado en el suelo: « tres mil golpes por la mañana y ocho mil golpes por la tarde », según decían. Cuando yo vivía en el campo, probé este ejercicio. En lugar de un poste, uilicé el neumático de una vieja rueda de tractor que me había dado un vecino granjero. El primer día, incluso antes de llegar a cincuenta golpes, ya tenía las manos llenas de ampollas ensangrentadas. Tardé varios meses en poder hacer mil golpes por día. Sólo “mil”.
Esta experiencia me proporcionó una base para imaginar lo que puede haber sido el ejercicio de « golpear con un palo. » No seguí haciéndolo. Me bastaba con comprender el sentido de ese trabajo, ya que mi fin estaba en otra parte.En la época Edo (1603-1867), en los pueblos vinculados a la ciudad de Kagoshima (Señorío de Satsuma en el sur de Japón), se encontraban postes para este ejercicio en diferentes lugares del pueblo. Se gastaban varios palos en cada sesión de entrenamiento, y por ello, alrededor de los postes solía haber numerosos palos puestos en el suelo para este ejercicio. Así, todos los transeúntes, e incluso los campesinos, podían entrenar.
La fuerza del golpe del sable de esta escuela era temible. En el momento del enfrentamiento, el dirigente de la parte contraria daba la consigna siguiente: « No trates de parar su primer ataque. Sobre todo, no cruces tu sable contra el suyo. Sólo tendrás una posibilidad de ganar si logras esquivar el primer ataque. »
Esta anécdota pone en cuestión el valor de la siguiente afirmación: « No hace falta fuerza en el combate de sable, ya que el sable está extremadamente afilado. »

Por otra parte, un samurai debía portarse como guerrero digno, incluso si no podía utilizar su sable, y de ahí la técnica del jujutsu. No se trata de dos disciplinas diferentes, porque el trabajo del sable implicaba en sí la técnica del cuerpo, que es la base del jujutsu. En cierto modo, el jujutsu nació paralelamente al arte del sable, y este último es eficaz si se basa en el jujutsu.
Aquí es dónde podemos plantear una pregunta respecto del kendo. ¿No se podría formar un equivalente al jujutsu desarrollando el trabajo del shinai en el kendo moderno? Es sobre este punto que debemos considerar la diferencia entre llevar un shinai y llevar un sable. Podemos hacerles la misma pregunta a los practicantes del kenjutsu (sable clásico).
El arte del sable forjaba el cuerpo del samurai para hacerlo capaz de asumir sus obligaciones como guerrero. Si un kendoka pretende practicar el arte del sable como el arte de los samurai, su práctica no debe limitarse al manejo del shinai. Debe por lo menos ser capaz de transponer sus habilidades, convirtiéndolas en una técnica más general del cuerpo. Creo que debe, ante todo, preguntarse lo siguiente: « ¿Qué me quedará si no tengo el shinai? » Los samurai sabían practicar otras disciplinas, transfiriendo a ellas sus destrezas con el sable. A través del sable, formaban un cuerpo marcial que es en cierto modo el cuerpo del samurai, apto para utilizar armas y manejar todo su cuerpo con eficacia.
No es porque los samurai aprendieran unas disciplinas minuciosamente diversas, sino porque el trabajo de sable implicaba en sí la formación de un cuerpo particular: el cuerpo del samurai.
Es a este nivel que se encuentra una diferencia fundamental con el kendo moderno.

Existe un gran número de escuelas de jujutsu con diferentes técnicas, porque nacieron paralelamente a las actividades marciales de los samurai de diferentes épocas.
En la época de las guerras feudales, la preocupación de los guerreros era combatir con armaduras pesadas sobre los campos de batalla. La escuela de jujutsu nacida en aquella época elaboró unas técnicas particulares. Más que proyectar al adversario, bastaba con echarle la cabeza hacia atrás para que se rompiera la nuca a causa del peso de las armaduras. Durante tiempos de paz feudal, en los que el combate se hacía con ropa ordinaria, esta técnica sería reemplazada por una técnica de llave o de proyección. Así las técnicas cambian según el modo de vida de diferentes épocas.
Las escuelas clásicas de jujutsu implican técnicas con armas: el sable, la lanza, el palo, la cuerda…, o con las manos desnudas. Todas las disciplinas comienzan con las manos vacías, que es el punto de partida para todo arte marcial con armas.

El cuerpo específicoVimos que el arte de las armas, entre otras el arte del sable para los samurai, les permitía formar su cuerpo marcial, cuerpo que les hacía capaces de desplegar “la fuerza marcial” con la que podían expresarse tanto con un arma (sable) como sin armas.
Por ejemplo, el modo y la fuerza sutil con los que sabían llevar y manejar un sable les permitían agarrar la muñeca, el brazo, el cuerpo de su adversario a fin de ejercer una presión o una torsión para inmovilizarlo o proyectarlo. Es decir, un samurai no era un simple especialista que no supiera manejar más que su sable. El trabajo del sable le permitía formar la fuerza marcial que podía también aplicarse en otros dominios. Por tanto, el jujutsu es un complemento del arte del sable, al mismo tiempo que su desarrollo toca un principio corporal de los samurai.Por eso los samurai tenían un paso tan particular y difícil de disimular. Por ejemplo, incluso cuando se disfrazaban de ciudadano, vistiéndose, peinándose y hasta imitando bien el lenguaje de esta orden social, les era muy difícil disimular esa manera de caminar propia del cuerpo del samurai del que se habían impregnado. Así es como, en la época Edo (1603-1867), se podía discernir, por el solo paso de una persona, la orden social a la que pertenecía.

Esto se expresa con los siguientes términos: bushi-aruki « el paso del samurai »: andar con las manos delante de las caderas, desplazando la cadera y el hombro conjuntamente; hyakusho aruki « paso del campesino »: andar inclinándose y con las manos listas para apoyar cargas en la espalda o en el hombro; shokunin aruki « paso del artesano »: andar alegremente como sobre una estructura llevando las herramientas del trabajo; chonin aruki « paso del comerciante »: andar inclinado con pequeños pasos hacia un mostrador que tiene delante.
¿Has visto la película « El último Samurai »?
El tema de esta película transcurre durante la época Seinan-senso (guerra Seinan) en 1877, cuando los samurai del Señorío de Satsuma (hoy Kagoshima) se sublevan contra el nuevo gobierno Japonés. El gobierno se lleva la victoria empleando la fuerza militar moderna (occidental). El Japón de esa época invertía su energía principal en el empeño de realizar dos objetivos: enriquecer el país gracias a la industrialización y reforzar los ejércitos.
Este último objetivo estaba estrechamente ligado al sistema de educación. Japón ya preveía conflictos futuros con China y Rusia. Gracias a enormes esfuerzos nacionales, Japón se lleva la victoria en estas dos guerras en 1895 y en 1905. Fue una hazaña excepcional para una nación que acababa de salir del régimen feudal. El sistema de enseñanza obligatoria adoptó como modelo el paso militar occidental.
En lo sucesivo todos los japoneses comenzaron a andar del mismo modo, cualquiera que fuera su procedencia: los samurai, los campesinos, los artesanos, los comerciantes, todos tuvieron que aprender a andar del modo europeo. El sistema de educación física a la europea fue adoptado en el sistema escolar.
Escribo este corto resumen para explicar cómo los diferentes modos de andar tan particulares de la población japonesa conocieron la unificación. Lo que significa que existían muchos cuerpos específicos según la orden social de la persona, y que el cuerpo del samurai era en sí técnico.
Antes he mencionado la escuela de sable Jigen-ryu. En la película “El último samurai”, el actor americano Tom Cruise toma lecciones de sable y le golpean el cuerpo más de una vez. Esta escuela sólo puede ser la Jigen-ryu. Pero en ese caso, le habría sido imposible recibir tantos golpes de sable de madera durante el entrenamiento sin acabar herido, para no decir muerto.
Pero bueno, al fin y al cabo sólo era una película.

Continuará…

Kenji Tokitsu

Author: Kenji Tokitsu

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