Tanto Waza

José Luis Prieto Méndez C.N.7º Dan

Son las técnicas de cuchillo, y en su entrenamiento y desarrollo es importante que exista una coherencia y afinidad (Riai) entre las técnicas de mano abierta y las realizadas con arma. Caben distinguir varios apartados técnicos dentro de este grupo:

  • Conocimiento y Manejo del arma:
    • Guardias y desplazamientos.
    • Ejercicios de habilidad y coordinación.
    • Trayectorias de ataque.
    • Características del sistema defensivo

 

  • Niveles de peligro:
    Amenaza
    La intención no es agredir, sino es un medio instrumental para intimidar o coaccionar (robo por ejemplo)
    Ataque
    La intención es herir, causar daño o lesión, tiene un carácter mas emocional generalmente asociado a la ira.
  • Niveles de peligro según el tipo de adversario:
    Amenaza simple
    No sabe y no quiere hacer daño
    Amenaza compleja
    Si sabe y no quiere hacer daño
    Ataque evidente
    No sabe y si quiere hacer daño.
    Ataque encubierto o complejo
    Si sabe y si quiere hacer daño.
  • Niveles tácticos:
    • Nosotros sin arma y el adversario con ella.
    • Nosotros con arma y el adversario también.
    • Nosotros con arma y el adversario sin ella( acabamos de desarmarle)

Algo destacable en el entrenamiento con cuchillo es que se hace necesario aprender a utilizarlo para poder ejercer como agresor en los entrenamientos.

El trabajo con cuchillo se focaliza en unos objetivos operativos muy concretos, que en algunos casos, se alejan de la estética habitual (torso recto) en favor de una funcionalidad que se considera como elemento prioritario de autodefensa.

Debemos considerar si el trabajo genérico que habitualmente desarrollamos en los dojos, se ajusta a nuestras necesidades y a las de una confrontación de este tipo. El cuchillo es un arma potencialmente peligrosa. Basta decir que a veces hasta podemos cortarnos pelando una manzana, cuanto mas en manos de una persona con intención y con conocimientos.

La finalidad de la utilización de un arma no es otro que la de sacar ventaja en una situación de confrontación física; de forma que la fuerza, envergadura, corpulencia y demás atributos físicos pasen a un segundo plano. Así pues una persona, que por su morfología podría parecernos inofensiva o poco intimidante, pasa a convertirse en alguien que puede causarnos un grave daño o incluso la muerte.

Psicológica y emocionalmente cualquier persona que se enfrenta a un arma pasa de forma automática a ponerse en situación defensiva, otorgando al otro una superioridad que va mas allá de lo puramente técnico.
De ahí que muchos delincuentes o personas violentas lo utilicen como recurso marcial para sacar ventaja de su inferioridad física apoyándose, no solo en el arma , sino también en su falta de escrúpulos al orientarse por una opción que puede causar tanto daño.

Debemos distinguir dos factores fundamentales a la hora de hacer factible una respuesta eficaz: los factores emocionales y los puramente técnicos. Vencer la barrera del miedo es mas importante que las cuestiones técnicas.

Podemos citar un protocolo al que convendría ajustarse en una confrontación de esta naturaleza:

Neutralizar la intención
Detectando las posibilidades de una agresión armada antes de que suceda. Tenemos que pensar que con frecuencia la utilización de un arma suele ser consecuencia de una escalada de la violencia ( el ultimo y mas peligroso recurso) y por tanto el hecho de no llegar a ese estadio, puede hacer innecesario tener que enfrentarse a esa peligrosa situación. Las habilidades de negociación y disuasión son importantes en estos casos.
Neutralizar la emoción
El miedo y la ira, como emociones primarias, pueden hacer que nuestra capacidad de juicio se vea entorpecida, lo que afectara sin duda a nuestras posibilidades reales de superar con éxito la situación.Debemos pues, no solamente tranquilizarnos nosotros, sino también tranquilizar al adversario, para que los niveles de estrés a los que también esta sometido se reduzcan, minimizando así el riesgo de agresión.Para tranquilizarnos nosotros es muy útil discernir el grado de peligrosidad real de la situación, diferenciando claramente las intenciones del adversario (no debemos temer al arma sino a quien la empuña). No siempre que nos sacan un cuchillo es con la intención de apuñalarnos y matarnos. De pensar o interpretar así la situación, dependerá nuestro mayor o menor grado de activación.Tan peligrosa como el arma puede ser nuestra actitud. La subestimación, como la sobreestimación del adversario o situación, pueden ser nuestros peores enemigos.

Neutralizar la distancia

Para que cualquier agresión física o armada pueda hacerse efectiva el adversario ha de acercarse. Es ahí donde el mecanismo primario de prevención debe hacerse manifiesto. Ante la posibilidad de ataque, distanciarnos es la primera premisa. Las verbalizaciones, en voz alta, clara, breve y segura deben ser la primera medida disuasoria (Alto… Quieto… No te acerques)
Neutralizar la superioridad
En caso de que la situación ofensiva se haga evidente, debemos utilizar otros recursos que nos permitan minimizar el peligro. Entre ellos tenemos:
  • Entorpecer sus movimientos mediante barreras físicas que limiten su acercamiento hostil (columnas, mesas, sillas, etc)
  • Utilización de objetos que nos proporcione una seguridad añadida que se contraponga a la del adversario (que tenga que pensar en defenderse). Emplear objetos del entorno (palos, sillas, botellas, cenicero, etc) con el propósito de mantenerle alejado y hacerle desistir de su intento o causarle un dolor que le incapacite para continuar su acción. Los objetos personales son de especial utilidad al tenerlos a mano (cinturón, chaqueta, llaves, monedas, etc)

Neutralizar la agresión

En el caso de que la agresión no se haya consumado y estemos en la fase previa de amenaza, puede ser conveniente sorprender al adversario tomando la iniciativa.La sorpresa es siempre un elemento trascendental que podemos utilizar en nuestro favor. Las estrategias verbales pueden ayudarnos a conseguirla. Hacerle una pregunta hará que gran parte de su atención se derive hacia la respuesta con lo que generamos un espacio para que podamos intervenir mientras contesta.

También es muy útil desconcertarle con preguntas dirigidas del tipo: “No me conoces?”, o… “tu no eres Luis?”, etc.. En otras ocasiones podemos utilizar la mirada para incomodarle mirando reiteradamente tras de el con la intención de inducirle a pensar que hay alguien a su espalda y se vuelva a mirar.

Con frecuencia, no hay mejor defensa que un buen ataque. Si los pasos anteriores no pudieron ser detectados o evitados y la distancia de contención intenta ser sobrepasada, un buen Mae –Geri puede ser lo mas efectivo en esa situación.

Si el adversario nos ha sorprendido con un ataque, la simple defensa aunque necesaria, no es suficiente. El adversario tendrá la posibilidad de atacarnos de nuevo, con mas ímpetu o mas engaño. Por ello se hace necesario sujetar su brazo para evitar intentos posteriores. El golpe como recurso defensivo (contraofensivo) es de lo mas apropiado, destacando los ate-waza ( codos,rodilla, cabeza) como los mas pertinentes.

Neutralizar el armaLos distintos tipos de desarme, las luxaciones y derribos o proyecciones, ocupan un lugar destacado como respuesta al ataque al disminuir la capacidad operativa del adversario. La finalidad es revertir la situación pasando a tener nosotros el arma y por tanto la superioridad en la situación.Neutralizar al adversarioUna vez evitado el ataque y neutralizado el arma, se hace conveniente neutralizar al adversario para incapacitarle y que pueda agredirnos de cualquier otra manera. La forma de hacerlo puede ser mas o menos resolutiva en función de la situación o circunstancias: Podemos controlarlo mediante una luxación de pie o en el suelo; podemos incapacitarle mediante un golpeo e incluso, podríamos llegar a utilizar el arma que le quitamos, llegado el caso.Sin duda, lo mas inteligente es evitar siempre y en todo momento la confrontación, que solo deberá hacerse efectiva como último recurso.

Si la agresión es instrumental (robo) deberemos sopesar la conveniencia o no de enfrentamiento. A veces nuestro ego puede jugarnos una mala pasada, y arriesgarnos a un peligro innecesario por unos pocos de euros; solo por la creencia de que estamos obligados a hacerlo, para ser fieles a nuestra condición de artistas marciales, sin considerar el riesgo real para nosotros o nuestros acompañantes.

JL.Prieto2Autor: Jose Luís Prieto Méndez

Fuente: www.goshinkai.es

Foto Portada:  狐☯忠 ❂ Fidelis

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