Amor y Amabilidad contra Ira y Resentimiento

Yolanda Calvo- Psicóloga
 

  Una de las emociones destructivas que a las personas les da más vergüenza confesar son aquellas derivadas de la rabia, especialmente la cólera y la ira. A nadie le gusta reconocer que se deja llevar por la ira dando voces o golpes. Nuestra sociedad censura este tipo de conductas que son, sin embargo, más frecuentes de lo que se piensa. Otras emociones más frías, derivadas también de la rabia, el resentimiento y el rencor, se reconocen un poco más, aunque es bastante común que la persona que guarda rencores no los reconozca por no ser consciente de que alberga esas emociones. A menudo nos convencemos de que “hemos perdonado pero no olvidado” para negarnos, a nosotros mismos, que albergamos resentimientos.        

Podemos hablar de que hay una emoción básica, la rabia, el enfado, de la que se derivan otras emociones secundarias más calientes o más frías. Las emociones calientes, la ira o lacólera son un enfado extremo caracterizado por un deseo de venganza; la irritabilidad, hace referencia a una propensión al enfado o a la ira; y, por otro lado, entre las emociones frías el resentimiento,volver a sentir, hace referencia al enojo por algo del pasado, que todavía nos duele y enfada, mientras que el rencor es un resentimiento arraigado y tenaz.

La rabia es una emoción básica, muy primitiva, que surge en los niveles más profundos y primitivos del cerebro, en el cerebro reptiliano, en el que ante una amenaza el individuo (animal o humano) responde con la respuesta deLucha (rabia) o Huída (miedo). Fisiológicamente la ira y la cólera se caracterizan por una subida de la tasa cardíaca y de la presión arterial, y de los niveles de adrenalina y noradrenalina, un perfil que permite el ataque. Aunque siempre hay diferencias individuales, habitualmente se siente en las manos (por aumento del flujo sanguíneo en las mismas que se predisponen a agredir), y la mandíbula (dispuesta a morder), algunas personas también lo sienten en los pies (dispuestos a dar patadas), y en el centro del pecho, un poco hacia la izquierda.

Normalmente damos motivos que “justifican” nuestro resentimiento o estallido de cólera, poniendo siempre las causas en los demás y no en nosotros mismos. Y, al hacerlo, no hacemos más que perpetuar estas emociones negativas y mantener el daño que nos ocasionan y que ocasionan en otros. Hay algunos factores que pueden generar una mayor irritabilidad que hace que la persona pueda estar más propensa a un estallido de rabia o ira: el cansancio, el sueño, el hambre, la sed, el dolor, los cambios hormonales, la frustración sexual (esta es muy importante porque es más fácil ser conscientes de que tenemos hambre o cansancio, que de que tenemos frustración o necesidad sexual) y, por supuesto, el uso de drogas o de alcohol. Ser consciente de que existe alguno o varios de estos factores puede ayudarnos a regular nuestra irritabilidad.

Sentir rabia es normal, todos la sentimos alguna vez, y nos puede ayudar, si está equilibrada, para conseguir establecer un orden donde se había establecido un desorden, se han violado unos derechos, o se han traspasado unas fronteras… para, en definitiva, defender nuestro pequeño espacio en el mundo, físico y psicológico. La defensa debe ser puntual, sobre el momento, movilizando la energía emocional justa y las conductas (palabras, acciones) necesarias. Una vez pasado, mantener la rabia no nos va a servir para nada, sólo para envenenarnos a nosotros mismos y a los demás. Seguir alimentando los argumentos de la rabia sobre algo que ya ha ocurrido no nos sirve ya, pues ya no podemos cambiar el pasado. Nuestra capacidad de cambio y transformación está en el presente. Con lo que ya ha ocurrido debemos aprender y pasar página. Como decía Budha, mantener ira o resentimiento con la persona que nos ha hecho daño, es como tomar veneno esperando que se muera el otro. Y es que la rabia puede tener efectos catastróficos en las relaciones, en el trabajo, y en la salud física. Una rabia, fría o caliente (a menudo las dos a la vez), mantenida y cronificada, casi como un rasgo de carácter, genera un Trastorno no reconocido en el DSM, pero muy frecuente y dañino, al que yo llamo el TREN, Trastorno de Resentimiento ENquistado  (ver: http://linkcerebromente.blogspot.com.es/2011/11/no-quiero-dejar-mi-resentimiento-ni-mi.html). Y el Psiquiatra Alemán Michael Linden habla delTrastorno de Resentimiento Postraumбtico que se caracteriza por resentimiento enconado, un deseo de venganza, una alegría en el daño de la persona odiada, tras un episodio traumático que es vivido como una injusticia (real o sentida).

Pero, ¿qué hacer para regular, que no reprimir, esta emoción tan destructiva? Lo primero (y reconozco que esto puede sorprender) es reconocer quequizá no tengamos razón. Muchas personas que se encolerizan o que sienten resentimiento sienten que ellos tienen razón. Cargados de razones se envenenan ellos y a los demás. De hecho, los siete mil millones de habitantes del planeta, todos, pensamos que tenemos razón. Tomamos nuestras decisiones pensando que tenemos razón. Luego el tiempo nos dirá si era así o no, pero en el momento de tomarlas, las tomamos pensando que tenemos razón, porque si no fuera así, tomaríamos otras. Nadie toma una libre decisión a sabiendas que se va a equivocar (y digo libre decisión, porque hay decisiones forzadas en las que sí podemos escoger opciones que sabemos o tememos que van salir mal). Si realizamos un ligero pero gran cambio, en el que abrimos nuestra mente admitiendo la posibilidad de que quizá no tengamos razón, o no tengamos toda la razón, daremos un paso fundamental que flexibilizará nuestras actitudes y hará disminuir nuestra cólera.

 La segunda cosa que tenemos que hacer es vivir en el presente en lugar de en el pasado. Ser conscientes de que cada vez que le damos al play a la película de nuestros “razonamientos” o recuerdos, que justifican nuestra ira o nuestro rencor, la emoción no parará de crecer. Al repetir los argumentos y emociones, las redes neuronales que alimentan la ira o el resentimiento, se hacen cada vez más fuertes. Como una canción que cantamos a menudo, y que cada vez nos la sabemos mejor. Es más el desahogo de la ira o del resentimiento no produce ningún alivio. Desde el punto de vista neurológico el “desahogo” no existe, cada vez que nos desahogamos las redes neuronales que conectan emociones, conductas, recuerdos, pensamientos se hacen más y más fuertes. La función del desahogo es encontrar la ayuda de otras personas, eso es lo que nos alivia porque nos conecta. Esto sí ocurre con otras emociones, pero no con la rabia. Cuando expresamos rabia nadie nos tiende la mano. Los demás se alejan, nos devuelven el golpe o se cierran o nos evitan. Al desahogar la ira, además, causaremos un daño, a veces irreparable, en nuestras relaciones y, a veces, en la salud de las personas con las que vivimos y en la nuestra propia. Por lo que a la ira o el resentimiento habrá que sumar la culpa, el malestar y la vergüenza, por haberse dejado arrastrar por esa riada de emociones. ¿Qué hacer que no sea el desahogo? Darle al stop de la película de nuestra mente, del torrente de pseudo razonamientos y centrarnos en observar nuestras emociones. Al observar nuestras emociones, desnudas, veremos cómo cambian y pierden sustancia, disminuyendo hasta debilitarse o desaparecer.(Se puede utilizar la meditación Mindfulness en las Emociones de mi Canal de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=6hTEyWyFLEQ&index=11&list=PL54093792E2DA6D32).

  Y, en tercer lugar, cultivar la emoción “antídoto” de las emociones derivadas de la rabia: el AMOR. No podemos sentir amor y odio al tiempo, sí en diferentes momentos, pero no en el mismo instante. Por lo que el cultivo del Amor y la Amabilidad, serán fundamentales para disminuir nuestra ira o nuestro resentimiento. Esta es la razón por la que en Oriente, desde hace miles de años, cultivan las meditaciones en el Amor, la Amabilidad, la Compasión, la Alegría Empática, y la Ecuanimidad… Hoy vamos a centrarnos en una de las meditaciones más conocidas y utilizadas, la del Amor-Amabilidad.

La Meditación en el Amor-Amabilidad es también conocida como Meditación Metta, palabra Pali que quiere decirbenevolencia, amistad, buena voluntad, amabilidad, interés activo por los otros. Es el Amor sin Apego. El AMOR con mayúsculas. Ya que el Amor, por definición es sobre los demás, sobre dar, sobre la generosidad. Y el Apego, como la Necesidad, es sobre uno mismo.

La meditación Metta es una forma conocida de meditación en la tradición Budhista. Aunque hay diferentes formas de practicarla una forma sería la extendida por Sharon Salzberg y Matthieu Ricard (a su vez tomada de Buddhaghosa del siglo V): dirigiendo esa benevolencia y amabilidad, (deseando bienestar, felicidad, deseando también que eviten toda forma de sufrimiento), primero hacia uno mismo, luego hacia alguien querido, hacia alguien neutro, hacia alguien con el que guardemos resentimiento y, finalmente, hacia todos los seres.

Los orientales defienden que el cultivo de este tipo de meditación no sólo ayuda a reducir la cólera y el resentimiento, sino que también alivia el insomnio, permite dormir bien, y eliminar las pesadillas (esto parece lógico ya que las personas o situaciones con las que guardamos resentimiento aparecen a menudo en nuestros sueños). Ayuda a tener la mente abierta y a evitar el juicio constante de nuestra mente crítica. Afirman que las personas que practican con frecuencia este tipo de meditación son personas con las que gusta estar, que aportan calma, alegría y bienestar a los demás. Lo que no es de extrañar, pues en buena medida creamos el mundo y nuestra vida con el poder creador de nuestra mente. Así, si cultivamos pensamientos de cólera y de odio y resentimiento, el mundo, los demás, como un eco, como un armónico, nos devuelve cólera, odio y resentimiento. Pero si cultivamos amor, amabilidad, generosidad, el mundo nos devolverá amor, amabilidad, generosidad.

Diferentes Universidades se están centrando en el estudio de los efectos de este tipo de meditación. Por mencionar un par de ellas, Richard Davidson en la Universidad de Wisconsin está realizando investigaciones en el efecto de esta meditación y la Escuela de Medicina de la Universidad de Standford ha creado un Centro para la Investigación y Educación en la Compasión y el Altruismo. Los estudios realizados en la Universidad de Standford sugieren que la meditación en el amor-amabilidad puede mejorar nuestro bienestar y salud, mejorando la conectividad con otras personas. Parece que también reduce el dolor en personas con dolores crónicos. Y estudios realizados por Richard Davidson, del que ya hemos hablado en otras entradas de este blog, han demostrado un funcionamiento del cerebro diferente en los practicantes de este tipo de meditación, que permite que la persona vea las cosas desde otra perspectiva, aumenta la actividad en el lóbulo temporoparietal, en el circuito de la “empatía”, disminuyendo igualmente las reacciones de inflamación y malestar en respuesta a estresores.

Lógicamente, cuánto más tiempo se dedique a este tipo de meditación más cambios se observarán en el cerebro. ¿Queremos superar esas emociones que nos envenenan y envenenan? ¿Queremos que en nuestra vida haya Amor, Amabilidad, Generosidad, Empatía? Dediquemos un tiempo, todos los días, a cultivar el Amor y la Amabilidad en nuestras vidas. Lo demás irá viniendo solo.

 

 

 

Yolanda CalvoAutora: Yolanda Calvo Gómez

Fuente: http://linkcerebromente.blogspot.com.es/

Foto portada: Y. Calvo

Yolanda Calvo Gomez

Author: Yolanda Calvo Gomez

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1 Comment

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    Un soplo de aire fresco y limpio entre tanto aire viciado a nuestro alrededor y, a veces, incluso dentro de nosotros mismos…

    Gracias, Yolanda, por estos pequeños faros.

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