Los maestros de las artes marciales: Maestros del arte o maestros de la enseñanza?

Este es un tema de vital importancia pero que no siempre se asume de la manera adecuada, afectando las acciones que de su comprensión se derivan. Por ese motivo, se analizan por separado y luego se establecen su semejanzas y diferencias.

MAESTRO DEL ARTE:
En el contexto profesional, desde el punto de vista de la evaluación de las competencias que deben desarrollarse para cumplir con las exigencias que demanda el perfil ideal al que aspira la persona en relación con su desempeño, la maestría fue establecida por Rudik (1989) como la última fase del dominio del contenido a aprender, definiéndola como el: “estado más cercano al perfeccionamiento, en el cual las acciones puedes ser modificadas a conveniencia en cada momento, lugar y situación”. En el mismo contexto profesional, pero desde el punto de vista de la certificación de competencias, el término más relacionado es el de Master en Ciencias (MsC), que constituye un título concedido por universidades en todo el mundo tras la finalización del estudio de postgrado en un campo específico.

En cualquiera de los casos antes mencionados se deduce que, ya sea en la evaluación como en la certificación de las competencias; una persona que llega al nivel de maestría es aquella que sobrepasa los estándares promedios alcanzados por sus similares, poniéndolos en ventaja jerárquica.

En ese sentido, de manera general, en el contexto de las artes marciales pudiera reconocerse como maestro del arte (además de aquel que culmina el grado de maestría en una universidad); a aquellas personas que, debido al nivel de sus ejecuciones, demuestra ser muy superior al promedio de sus homólogos. Esa tendencia, de manera general, comenzó en Europa a inicios del siglo XX, fundamentalmente Rusia, España, Alemania; y posteriormente Cuba la introdujo en el continente americano. En ese caso se propone una categorización en la cual los deportistas se certifican como Experto, Maestro y Gran Maestro del Deporte; de acuerdo a los resultados competitivos alcanzados. Bajo esos postulados, entre los grandes maestros del deporte pueden incluirse (entre otros) a los multimedallistas olímpicos y/o mundiales Sandra Sánchez, Kiyou Shimitzu, Ryo Kyuna, Rafael Aghayev, José Manuel Egea y Josepa Dudley de Karate; a Teddy Riner, Toshihiko Koga, Ilias Illiadis, Tadahiro Nomura y Yasuiro Yamahita de Judo; a Hwang Kyung Seon, Jingyu Wu, Chu Mu Yen y Servet Tazegul de Taekwondo; a Benny Urquidez de Kick Boxing; etc.

En los casos anteriores, y muchos otros que no se incluyen pero que seguramente igualmente lo merecen, han demostrado inobjetablemente que son maestros de su arte, o sea, por el dominio que han alcanzado, son “maestros del hacer”. Pero, sin desmerecer la brillante trayectoria que han logrado (y como muchas veces erróneamente se asume), ello no significa necesariamente que puedan ser igualmente brillantes en la enseñanza. En primer lugar, porque no es lo mismo (ni precisa las mismas competencias) “hacer” que “enseñar a hacer”; y en segundo lugar, es algo que aún no han demostrado. Es aquí donde aparece el otro tipo de maestro, el de enseñanza.

MAESTRO DE LA ENSEÑANZA DEL ARTE:
En este caso se aprecian dos aspectos diferentes al anterior. En primer lugar, el tema a dominar no reside en el arte en sí misma, sino en aquellos que abarcan los procesos de entrenamiento, enseñanza y educación mediante el arte marcial; en segundo lugar, el dominio en esos temas no se demuestra directamente en lo que la persona puede hacer con ellos, sino en lo que puede lograr que hagan otras personas (en este caso sus alumnos).

En ese sentido, y de acuerdo al planteamiento de Estévez (2007), cobra relevancia la maestría pedagógica, reconocida como: “el nivel de desarrollo alcanzado por un profesor, lo que le permitirá obtener resultados superiores en el proceso de enseñanza – aprendizaje, incorporando su labor creadora y científica a la interiorización por sus alumnos, de un nivel más acabado del conocimiento, mediante la interacción de ambos y la participación activa y consciente de los educandos”.

En relación a lo anterior viene a la memoria la categorización docente utilizada con los catedráticos universitarios (que los jerarquiza como Instrucor, Asistente, Auxiliar y Titular); teniendo tanto los requisitos- competencias- como los instrumentos de evaluación una relación directa con el desempeño esperado en el cumlimiento de su función, y siendo el principal indicador la realización de una clase modelo, en la cual moviliza todos sus sabers y experiencias vinculadas al proceso de enseñanza. En el caso del deporte, al pensar en los Grandes Maestros de la Enseñanza, me vienen a la mente mis compatriotas Eugenio George de Voleibol,Alcides Sagarra de Boxeo, y Ronaldo Veitía de Judo.

Pero, contrariamente a lo anterior, este aspecto en las artes marciales no se comprende (ni aplica) de manera adecuada, por cuanto en la mayoría de los sistemas de categorización docente se correlacionan (además de la edad y el tiermpo de práctica que han desmotrado no ser determinantes); con la calidad de la ejecución (grado técnico); y, por el contrario, se obvian las competencias profesionales para un buen desempeño docente dentro de los requisitos (e instrumentos de evaluación). Ese error es claro indicador de confusion al ubicar en un mismo nivel exoplicativo al maestro del arte y al maestro de la enseñanza, ya que cada uno de ellos difiere en contenido y orientación.

Espero mis palabras sirvan para esclarecer (y diferenciar) estos aspectos, así como las acciones que de la misma se derivan; ya que, aunque quizás sean duras, éstas cuentan con el adecuado sustento y una noble intención.

Roberto Gonzalez Harambouren

Author: Roberto Gonzalez Harambouren

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