El águila y los cuervos

“Un día, mientras un águila volaba sobre el campo, vio a un pez aflorar en la superficie del agua de un estanque. Rápidamente se lanzó en picado y con extraordinaria destreza, logró capturar al pez. Luego volvió a levantar vuelo llevando al pez en su pico. “Sin embargo, una banda de cuervos que había sido testigo de la escena, se precipitó sobre el águila para intentar arrebatarle su presa. Normalmente el águila no teme a los cuervos, pero eran muchos y sus graznidos eran retumbantes. A los primeros cuervos se sumaron otros. “El águila intentaba remontar el vuelo para escapar, pero los cuervos se lo impedían. La atacaban sin tregua. En cierto momento, el águila se dio cuenta de que todo se debía al hecho de que seguía aferrada al pescado. Entonces abrió el pico y lo dejó caer. “Los cuervos se precipitaron detrás del pez y el águila, finalmente, pudo remontar el vuelo. Ahora podía volar con ligereza y libertad. Siempre más alto. Sin nada que la detuviese. En paz”. Esta antigua fábula india hace referencia a cómo en muchas ocasiones aferrarnos obcecadamente a las cosas nos crea problemas que podríamos resolver simplemente aprendiendo a soltar y dejar ir aquello que nos está dañando u obstaculizando. En la vida real, sin embargo, no es tan fácil darse cuenta de cuáles son los “peces” que nos impiden remontar el vuelo. De hecho, es probable que en un primer momento muchas de esas cosas no fueran un problema, hasta que se convirtieron en una carga pesada de la que no queremos deshacernos. Imagen de Anja🤗#helpinghands #solidarity#stays...

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Porque se le grita a una persona cuando se está enojado???
Oct12

Porque se le grita a una persona cuando se está enojado???

Cuenta una Historia Tibetana, que un día un viejo sabio preguntó a sus seguidores lo siguiente: – ¿Por que la gente se grita cuando están enojados?. Los hombres pensaron unos momentos:-Porque perdemos la calma – dijo uno – por eso gritamos.– Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? – preguntó el sabio – No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado? Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio. Finalmente él explicó: Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia. Luego el sabio continuó:– ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente ¿por qué? Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña. El sabio sonrió y dijo: Cuando se enamoran más aún, qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aun más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman… Luego dijo:-Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, puede llegar un día en que la distancia sea tanta que no encuentren más el camino de regreso… Autor desconocido. Foto:...

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El Maestro y el escorpión
Sep25

El Maestro y el escorpión

Un maestro oriental, cuando vio como un escorpión se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua.Cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose.El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el escorpión lo picó.Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo: «Perdone… ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?».El maestro respondió: «La naturaleza del escorpión es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar».Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo toma precauciones. Foto:...

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La verdad… ¿es la verdad?
Sep07

La verdad… ¿es la verdad?

El rey había entrado en un estado de honda reflexión durante los últimos días. Estaba pensativo y ausente. Se hacía muchas preguntas, entre otras por qué los seres humanos no eran mejores. Sin poder resolver esta última interrogante, pidió que trajeran a su presencia a un ermitaño que moraba en un bosque cercano y que llevaba años dedicado a la meditación, habiendo cobrado fama de sabio y ecuánime. Sólo porque se lo exigieron, el eremita abandonó la inmensa paz del bosque.- Señor, ¿qué deseas de mí? -preguntó ante el meditabundo monarca. -He oído hablar mucho de ti -dijo el rey-. Sé que apenas hablas, que no gustas de honores ni placeres, que no haces diferencia entre un trozo de oro y uno de arcilla, pero todos dicen que eres un sabio.- La gente dice, señor -repuso indiferente el ermitaño. -A propósito de la gente quiero preguntarte -dijo el monarca-. ¿Cómo lograr que la gente sea mejor?- Puedo decirte, señor -repuso el ermitaño-, que las leyes por sí mismas no bastan, en absoluto, para hacer mejor a la gente. El ser humano tiene que cultivar ciertas actitudes y practicar ciertos métodos para alcanzar la verdad de orden superior y la clara comprensión. Esa verdad de orden superior tiene, desde luego, muy poco que ver con la verdad ordinaria. El rey se quedó dubitativo. Luego reaccionó para replicar: -De lo que no hay duda, ermitaño, es de que yo, al menos, puedo lograr que la gente diga la verdad; al menos puedo conseguir que sean veraces. El eremita sonrió levemente, pero nada dijo. Guardó un noble silencio. El rey decidió establecer un patíbulo en el puente que servía de acceso a la ciudad. Un escuadrón a las órdenes de un capitán revisaba a todo aquel que entraba a la ciudad. Se hizo público lo siguiente: “Toda persona que quiera entrar en la ciudad será previamente interrogada. Si dice la verdad, podrá entrar. Si miente, será conducida al patíbulo y ahorcada”. Amanecía. El ermitaño, tras meditar toda la noche, se puso en marcha hacia la ciudad. Su amado bosque quedaba a sus espaldas. Caminaba con lentitud. Avanzó hacia el puente. El capitán se interpuso en su camino y le preguntó: -¿Adónde vas?- Voy camino de la horca para que puedan ahorcarme -repuso sereno el eremita. El capitán aseveró: -No lo creo. -Pues bien, capitán, si he mentido, ahórcame. -Pero si te ahorcamos por haber mentido -repuso el capitán-, habremos convertido en cierto lo que has dicho y, en ese caso, no te habremos ahorcado por mentir, sino por decir la verdad. -Así es -afirmó el ermitaño-. Ahora usted sabe lo que es...

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¿Avisarías a los personajes de tu sueño?
Jul23

¿Avisarías a los personajes de tu sueño?

El discípulo se reunió con su mentor espiritual para indagar algunos aspectos de la Liberación y de aquellos que la alcanzan. Departieron durante horas. Por último, el discípulo le preguntó al maestro: -¿Cómo es posible que un ser humano liberado pueda permanecer tan sereno a pesar de las terribles tragedias que padece la humanidad? El mentor tomó entre las suyas las manos del perplejo discípulo, y le explicó: -Tú estás durmiendo. Supóntelo. Sueñas que vas en un barco con otros muchos pasajeros. De repente, el barco encalla y comienza a hundirse. Angustiado, te despiertas. Y la pregunta que yo te hago es: ¿Acaso te duermes rápidamente de nuevo para avisar a los personajes de tu sueño?  Anónimo hindú Foto:...

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La escuela del hambre
Jul11

La escuela del hambre

Esta historia transcurre en el siglo XVII en Japón, durante un periodo de hambre. Un campesino que no tenía con qué alimentar a su familia se acuerda de la costumbre que promete una fuerte recompensa al que sea capaz de desafiar y vencer al maestro de una escuela de sable. Aunque no había tocado un arma en su vida, el campesino desafía al maestro más famoso de la región. El día fijado, delante de un publico numeroso, los dos hombres se enfrentan. El campesino, sin mostrarse nada impresionado por la reputación de su adversario, lo espera a pie firme, mientras que el maestro de sable estaba un poco turbado por tal determinación. «¿Quién será este hombre?», piensa. «Jamás ningún villano hubiera tenido el valor de desafiarme. ¿No será una trampa de mis enemigos?» El campesino, acuciado por el hambre, se adelanta resueltamente hacia su rival. El Maestro duda, desconcertado por la total ausencia de técnica de su adversario. Finalmente, retrocede movido por el miedo. Antes incluso del primer asalto, el maestro siente que será vencido. Baja su sable y dice: -Usted es el vencedor. Por primera vez en mi vida he sido abatido. Entre todas las escuelas de sable, la mía es la más renombrada. Es conocida con el nombre de «La que en un solo gesto lleva diez mil golpes». ¿Puedo preguntarle, respetuosamente, el nombre de su escuela? -La escuela del hambre -responde el campesino. Anónimo japonés Foto: Mahir...

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