Magín Novillo Toldos
Fecha de Nacimiento: 29 de Abril de 1960 Lugar de nacimiento: La Puebla de Almoradiel (Toledo)Residencia: MadridEstilo: Shito-Ryu Profesión: Profesor de Karate Grado: 8º Dan Dojo: Getafe Yas Ryu Web: https://yasryukaratejutsu.ueniweb.com/ Contacto: infoyasryu@gmail.com MIS RECUERDOS… …………Oí del Karate como muchos otros de mi edad a través de la televisión y el cine, ya en esa época la emisión de las famosas películas del Oeste Americano o de Romanos evoluciono a series de Artes Marciales, una de esas series fue “La Frontera Azul” una historia de Emperadores Chinos donde se trataban temas como la lealtad, la clase social, la amistad, y el luchar por la libertad, los personajes daban paso a otros distintos al cabo de algunos capítulos y recreaban facetas distinta del ser humano o “Kung Fu” con el malogrado David Carrandine como actor protagonista pisando la cálida arena del desierto americano usando como únicas armas su destreza en artes marciales y la fuerza interior de su filosofía de vida. Su propósito era encontrar un su hermano y empezar una nueva vida en familia , pero sin duda la palma se la llevaba las películas de acción de Bruce Lee que hacían furor en los cines del barrio, por aquel entonces al igual que en muchas otras barriadas de España se proyectaban en el cine Zafiro, en la Ciudad de los Ángeles (Madrid) mi barrio, donde al salir de la sesión los chavales emulaban a su personaje levantando no más la pierna por encima de la rodilla, a veces por esos pantalones campana que estaban de moda y otras por la imposibilidad de hacerlo, profiriendo gritos (que más parecían “lastimosos” que el gritito famoso) que puso de moda Bruce Lee. Tiempos de gimnasios de barrio, de «nunchacos» montados de palo de escoba, los malotes del barrio se apuntaban a las clases de Karate (entraban 30 y al poco tiempo se marchaban otros tantos) hasta que veían que los palos se los daban igual y que no era fácil emular a los actores y recuerdo tiempos de visitas al videoclub para alquilar películas de “chinos” … Como dice un escrito que rula por las redes y que cierto es. Fuimos una generación de cambios y de pruebas, nos pasamos nuestra infancia y juventud esperando, teníamos que esperar “dos horas de digestión” para no morirnos en el agua, los que podían…, viajaban sin cinturones de seguridad y sin airbag, y se hacían viajes de 10-12 h. con cinco personas en el Seat 600 o en el Simca 1000 y no pasaba nada. Montábamos en bicicleta sin casco, no tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños, los columpios eran de metal...
Educar si, instruir sí, adoctrinar no.
He sido testigo de muchos adoctrinamientos, y sujeto pasivo de ellos en lo político, pero quizá sea en la enseñanza del Karate en donde más los he visto. He visto a profesores de Karate novatos que venían con una idea monocorde y estricta de lo que era verdadero y de lo que era falso. Y siempre, lo único verdadero, el único Karate eficaz y tecnicamente posible era el del Estilo que ellos practicaban, ciertamente de una forma fanática. Muchas veces rechazaban el competir con otros, el ponerse a prueba con otros, que al final es lo que significa la palabra japonesa Shiai 試合, esencialmente porque, de esa forma, la superioridad creída y alimentada, jamás puede ponerse a prueba y, de esa forma, puede seguir alimentándose la superchería. Los antiguos en esto hemos asistido a unos cuantos ejemplos de adoctrinamiento de este tipo, y estoy seguro de que recordarán aquel caso de Barcelona, en el que estando en el tatami esperando nuestro turno de combatir, el alumno de aquel renombrado Maestro que obtuvo su titulación conmigo en el 71, se cuadró ante su Maestro (que les hacía pasar una prueba de resistencia a la corriente eléctrica, según el grado al que aspiraban así era el voltaje…) y con gesto muy serio ( ante el cachondeo general de los que allí estábamos) le preguntó : ¿Maestro, puedo fracturar?…..Al final resulta que al que se lo bajaron a la primera de cambio fue a el. También he visto como el «Maestro», con un nivel cultural general bastante mas bajo que alguno de sus alumnos, tenía a estos sometidos a un comportamiento casi servil, incluso fuera del tatami, que los propios alumnos aceptaban encantados. En 53 años que llevo en esto del Karate, y además habiendo sido el Director de la Escuela Nacional de Preparadores, lo que en su día me tuvo viajando por toda España, he visto de todo, y también recuerdo haber comentado este tipo de casos con Enrique Guerra y otros compañeros, como Carlos Valdés, un día de aquellos, entre viaje y viaje a algún Campeonato de Europa. Cada uno explicó casos que conocía de, como los llamábamos nosotros «come cocos». El caso, para mí incomprensible en un profesional de su categoría, de Fernando Torres Baena no es más que otro ejemplo más de adoctrinamiento indecente. Yo tuve la enorme suerte de tener a un Maestro como Yasunari Ishimi, que siempre relativizo las diferencias de Estilo, me enseñó que el Karate es realmente uno, con diversas opiniones e interpretaciones, y que, como Ishimi Sensei me dijo siempre : Todos tienen razón en parte, porque lo que les distingue de otros...
¿Que determina nuestro nivel de práctica?
Al hablar de nivel en las Artes Marciales indudablemente reconocemos que este concepto puede tener varias aceptaciones para cada persona. Para algunos, el concepto de nivel irá relacionado directamente con el grado y con ello, hablando de Karate, el número de kata que conoce y es capaz de enseñar, para otros, sin embargo, el nivel irá relacionado con los años de práctica y para otros cuantos, por último, con las capacidades técnicas, independientemente del grado y los años de práctica. Pero, bajo mi punto de vista, ninguna de las anteriores percepciones determina el nivel de la práctica, ni tan siquiera la sinergia entre ellos. Cualquiera podría reconocer que un mayor grado no aporta mayor nivel. Las innumerables formas de ostentar un grado alto tienen en ocasiones más que ver con el tiempo o las influencias, que con el nivel. Ni que decir tiene que coleccionar un alto número de kata como el que colecciona «amigos» de facebook tampoco tiene que ver ni con el nivel ni con el conocimiento. Más bien con una capacidad memorística buena y mucho hueco en la cabeza para llenarla. Y la experiencia NO, no es un grado, al menos en algunos casos ya que a una enfermera, por mucha experiencia que tenga en quirófano no se le pasa al grado de doctora. Y es que los años de permanencia no convalidan funciones. Y es que los años de práctica, sin estudio, experimentación, reflexión y descubrimiento no aportan más conocimiento, tan sólo experiencia acumulada. Por último, el poseer mayor capacidad técnica, tampoco implica nivel, al menos en lo que se refiere al Arte Marcial. Una buena capacidad técnica podrá aportarte una mayor capacidad de asimilación, comprensión o aprendizaje, pero en ningún caso mayor capacidad técnica implica ni madurez, ni conocimiento, ni inteligencia, ni compromiso, ni todos los aspectos éticos, morales, científicos y filosóficos que tienen que ver con un Arte Marcial, independientemente de la capacidad técnica. A mi modo de ver, el nivel en la práctica está estrechamente relacionado con el Busai (武才), «edad marcial». De forma que hay personas con mucho tiempo de práctica y grado que no poseen ningún Busai. El Busai, está muy relacionado, no sólo con la habilidad, el ingenio y la capacidad, sino con la profundidad y la implicación en la práctica que llevan a la comprensión y a la madurez del arte. Uno de los factores principales que determina el Busai, es la capacidad de conocer y manejar el Reigi Sahō (礼儀 作法), «normas de cortesía, decoro y etiqueta». Están «normas» no se refieren a un listado de normas escritas, sino a una serie de comportamientos basados en la...
¿Quién dijo, envejecer? (4 de 10) Profesión consciente.
1. ENCUENTRA TU VOCACIÓN , TRANSFORMALA EN TU TRABAJO Y VIVIRÁS CON PLENITUD?No conozco ningún sensei de karate, que lo sea, porque no le gusta su profesión. Todos los senseis de karate son vocacionales. El día que nos pusimos por primera vez el cinturón blanco lo hicimos unos por curiosidad, otros influidos por las películas y actores de moda e incluso algunos inducidos por unos padres que veían peligros de los que el hijo debería aprender a defenderse. ¡Qué lejos queda todo aquello! La verdad es que, simplemente; ¡ nos gusta!Si todo el mundo hiciera de su vocación su profesión, el mundo sería mejor y más sano. Son pocos los que lo consiguen, por eso los senseis de karate somos afortunados. CON HUMILDAD debemos acreditar y difundir entre los educadores, que es un gran trabajo orientar el camino vocacional hacia la profesión.Después, pasados muchos años, esta vocación se ha trasformado en profesión y en un trabajo remunerado. Unos con más éxito que otros, pero ciertamente hemos hecho de una vocación una profesión. ¿Es eso suficiente para tener una vida plena?Pues no. Veamos en el siguiente apartado otro punto para llegar a la plenitud. 2. COMPARTE TU EXPERIENCIA.Cuando se llega a un cierto nivel de conocimiento, aparece una necesidad de ENSEÑAR LO QUE HAS APRENDIDO. Este punto es crucial pues puede conducir a la falsa creencia de que, por ser cinturón negro, ya puedes considerarte un experto. Aparecen entonces, “maestrillos” que imparten clases dogmáticas o se apartan de la línea inicial e inventan formas, katas e incluso escuelas “nuevas” que no son más que una ensalada de conocimientos adaptados a las condiciones físicas y psíquicas del “maestro”. Es muy frecuente oír, “yo me he separado de mi organización porque está politizada”, cuando en realidad no se dan cuenta de que son ellos los politizados. Toda actividad social esta politizada. Curiosamente, al crear una forma nueva de asociación, “ellos son los directores”. Evitar el autoritarismo y favorecer la comunicación compartiendo. Sí, es bueno compartir, pero de igual a igual y SOBRE TODO CON HUMILDAD.¿Se alcanza la plenitud con este punto relacionado con compartir la experiencia?Pues, no. Pasemos a otro punto. 3. NO PARES DE APRENDER NUNCACuando alcanzas el cinturón negro, es cuando empiezas a balbucear el idioma de karate–do. Es cuando empiezas a entender la unión entre el cuerpo y la mente. Son necesarios, cinco años o 1500 horas de entrenamiento para modelar el aparato locomotor y sincronizarlo con el deseo, la ambición, la competición, las lesiones, y todo aquello que acompaña este arte. Cuando alcances ese nivel básico, se inicia un nuevo proceso, pero esta vez, teniendo los elementos necesarios...
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